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OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO


Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
 
Ant. Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de vírgenes.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
 
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.



Himno: ESTA MUJER NO QUISO

Esta mujer no quiso
tomar varón ni darle su ternura,
selló su compromiso
con otro amor que dura
sobre el amor de toda criatura.

Y tanto se apresura
a zaga de la huella del Amado,
que en él se transfigura,
y el cuerpo anonadado
ya está por el amor resucitado.

Aquí la Iglesia canta
la condición futura de la historia,
y el cuerpo se adelanta
en esta humilde gloria
a la consumación de su victoria.

Mirad los regocijos
de la que por estéril sollozaba
y se llenó de hijos,
porque el Señor miraba
la pequeñez humilde de su esclava. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Quien se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.

Salmo 130 - COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Quien se haga pequeño como un niño, ése es el más grande en el reino de los cielos.

Ant 2. Dios mío, con alegre y sincero corazón te lo he entregado todo.

Salmo 131 I - PROMESAS A LA CASA DE DAVID.

Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:

«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.»

Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.

Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles te aclamen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dios mío, con alegre y sincero corazón te lo he entregado todo.

Ant 3. El Señor ha jurado a David una promesa: «Tu reino permanecerá eternamente.»

Salmo 131 II.

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.

Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.»

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.

Bendeciré sus provisiones,
a sus pobres los saciaré de pan;
vestiré a sus sacerdotes de gala,
y sus fieles aclamarán con vítores.

Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor ha jurado a David una promesa: «Tu reino permanecerá eternamente.»

V. Venid a ver las obras del Señor.
R. Las maravillas que hace en la tierra.


PRIMERA LECTURA

Del libro del Génesis 49, 1-29. 32

JACOB BENDICE A SUS HIJOS

En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les dijo:

«Reuníos, que os voy a contar lo que os va a suceder en el futuro. Agrupaos y escuchadme, hijos de Jacob, oíd a vuestro padre, Israel:

Tú, Rubén, mi primogénito, mi fuerza y primicia de mi virilidad, primero en rango, primero en poder; precipitado como agua, no serás de provecho, porque subiste a la cama de tu padre, profanando mi lecho con tu acción.

Simeón y Leví, hermanos, mercaderes en armas criminales. No quiero asistir a sus consejos, no he de participar en su asamblea, pues mataron hombres ferozmente y a capricho destrozaron bueyes. Maldita su furia, tan cruel, y su cólera inexorable. Los repartiré entre Jacob y los dispersaré por Israel.

A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, pondrás la mano sobre la cerviz de tus enemigos, se postrarán ante ti los hijos de tu madre. Judá es un león agazapado, has vuelto de hacer presa, hijo mío; se agacha y se tumba como león o como leona, ¿quién se atreve a desafiarlo? No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien le está reservado, a quien rendirán homenaje las naciones. Ata su burro a una viña, las crías a una cepa; lava su ropa en vino y su túnica en sangre de uvas. Sus ojos son más oscuros que vino, y sus dientes más blancos que leche.

Zabulón habitará junto a la costa, será un puerto para los barcos, su frontera llegará hasta Sidón.

Isacar es un asno robusto que se tumba entre las alforjas; viendo que es bueno el establo y que es hermosa la tierra, inclina el lomo a la carga y acepta trabajos de esclavo.

Dan gobernará a su pueblo como las otras tribus de Israel. Dan es culebra junto al camino, áspid junto a la senda: muerde al caballo en la pezuña, y el jinete es despedido hacia atrás.

Espero tu salvación, Señor.

Gad: le atacarán los bandidos, y él los atacará por la espalda.

El grano de Aser es sustancioso, ofrece manjar de reyes.

Neftalí es cierva suelta que tiene crías hermosas.

José es un potro salvaje, un potro junto a la fuente, asnos salvajes junto al muro. Los arqueros los irritan, los desafían y los atacan. Pero el arco se les queda rígido y les tiemblan manos y brazos, ante el Campeón de Jacob, el Pastor y Piedra de Israel. El Dios de tu padre te auxilia, el Todopoderoso te bendice: bendiciones que bajan del cielo, bendiciones del océano, acostado en lo hondo, bendiciones de pechos y ubres, bendiciones de espigas abundantes, bendiciones de collados antiguos, delicia de colinas perdurables, bajen sobre la cabeza de José, coronen al elegido entre sus hermanos.

Benjamín es un lobo rapaz: por la mañana, devora la presa; por la tarde, reparte despojos.»
Éstas son las doce tribus de Israel, y esto lo que su padre les dijo al bendecirlos, dando una bendición especial a cada uno. Y les dio las siguientes instrucciones:

«Cuando me reúna con los míos, enterradme con mis padres en la cueva del campo de Efrón, el hitita.»

Cuando Jacob terminó de dar instrucciones a sus hijos, recogió los pies en la cama, expiró y se reunió con los suyos.

RESPONSORIO    Ap 5, 5; Gn 49, 10

R. Mira que ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David; * él puede abrir el libro y sus siete sellos.
V. No se apartará de Judá el cetro, hasta que venga aquel a quien le está reservado.
R. El puede abrir el libro y sus siete sellos.

SEGUNDA LECTURA

De los libros de los Diálogos de san Gregorio Magno, papa
(Libro 2, 33: PL 66, 194-196)

PUDO MÁS PORQUE AMÓ MÁS

Escolástica, hermana de san Benito, consagrada a Dios desde su infancia, acostumbraba visitar a su hermano una vez al año. El Hombre de Dios acudía a ella y la recibía dentro de las posesiones del monasterio, no lejos de la puerta.

Un día vino como de costumbre, y su venerable hermano bajó hacia ella con algunos discípulos; pasaron todo el día en la alabanza de Dios y en santas conversaciones y, cuando ya empezaba a oscurecer, tomaron juntos el alimento. En medio de santas conversaciones fue transcurriendo el tiempo, hasta que se hizo muy tarde, y entonces la santa monja suplicó a su hermano:

«Te ruego que no me dejes esta noche, sino que hablemos de los gozos de la vida del cielo hasta mañana.»

Él le respondió:

«¿Qué es lo que dices, hermana? Yo no puedo en modo alguno quedarme fuera de la celda.»

La santa monja, al oír la negativa de su hermano, puso sobre la mesa sus manos, con los dedos entrelazados, y escondió en ellas la cabeza, para rogar al Señor todopoderoso. Al levantar de nuevo la cabeza, se originó un temporal tan intenso de rayos, truenos y aguacero, que ni al venerable Benito ni a los hermanos que estaban con él les hubiera sido posible mover un solo pie del lugar en que se hallaban. Entonces el hombre de Dios comenzó a quejarse contrariado:

«Dios todopoderoso te perdone, hermana: ¿qué es lo que has hecho?»

Ella respondió:

«Ya ves, te he suplicado a ti, y no has querido escucharme; he suplicado a mi Dios, y me ha escuchado. Ahora, pues, sal, si puedes, déjame y vuelve al monasterio.»

Y Benito, que no había querido quedarse por propia voluntad, tuvo que hacerlo por fuerza. De este modo, pasaron toda la noche en vela, recreándose en santas conversaciones sobre la vida espiritual.

Y no es de extrañar que prevaleciera el deseo de aquella mujer, ya que, como dice san Juan, Dios es amor, y, por esto, pudo más porque amó más.

Tres días mas tarde, el hombre de Dios, estando en su celda, elevó sus ojos al cielo y vio el alma de su hermana, libre ya de las ataduras del cuerpo, que penetraba, en forma de paloma, en las intimidades del cielo. Lleno de alegría por una gloria tan grande, dio gracias a Dios con himnos y alabanzas, y envió a sus hermanos para que trajesen su cuerpo al monasterio y lo enterraran en el mismo sepulcro que había preparado para sí mismo.

De este modo, ni la misma sepultura pudo separar los cuerpos de aquellos cuya alma había estado siempre unida en Dios.

RESPONSORIO    

R. Cuando aquella santa virgen suplicó a Dios que su hermano no partiese, * consiguió mucho del Señor, porque había amado mucho.
V. Ved que paz y que alegría, convivir los hermanos unidos.
R. Consiguió mucho del Señor porque había amado mucho.

ORACIÓN.

OREMOS,
Al celebrar la fiesta de santa Escolástica, virgen, te pedimos, Señor, que, siguiendo su ejemplo, te sirvamos con un amor puro y experimentemos las delicias de tu amistad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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