PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN
«Miremos
, hermanas, que no dice «como perdonaremos», dice «como
nosotros perdonamos». Ansí que quien de veras hubiere dicho
«hágase tu voluntad», todo lo ha de tener hecho, con la
determinación al menos. Veis como los santos se holgaban con las
injurias y persecuciones; ¿qué hará una tan pobre como yo que tan
poco ha tenido que perdonar y tanto hay que me perdone?.
No hagan caso de unas cositas que llaman agravios, que parece hacemos
casas de pajitas, como los niños , con estos puntos de honra. ¡Oh,
válame Dios hermanas, si entendiésemos qué cosa es honra y en qué
está perder la honra! Ahora pienso el tiempo que me precié de honra
sin entender que cosa era, ivame al hilo de la gente. ¡Oh de qué
cosas me agraviaba, que yo tengo vergüenza ahora!. ¡Oh Señor,
Señor!, ¿sois Vos nuestro dechado y Maestro? sí, por cierto. Pues
¿en qué estuvo vuestra honra, Rey mio?,¿por ventura perdístela en
ser humillado hasta la muerte? no, Señor, sino que la ganaste, y
provecho para todos.
¡Oh, que llevamos perdido el camino, porque va
errado desde el principio, y plega a Dios que no se pierda algún
alma por guardar estos negros puntos de honra, sin entender en qué
está la honra.»
La
Santa habla muy a menudo de la «honra», que hoy
traduciriamos por prestigio, reputación, buena fama…Es cierto que
en su época estaba bastante exacerbado este sentido de la honra,
pero sigue siendo muy actual hoy, porque nos es conatural querer
quedar lo mejor posible ante los demás, y reaccionar ante cualquier
ofensa con el «ojo por ojo»: me has dicho algo
desagradable, pues en la primera ocasión que tenga te devuelvo la
pelota. Nos hemos negado a perdonar. Que sean reacciones en parte
inconscientes, no les quita su malicia. La Cuaresma es un tiempo muy
propicio para pedir al Señor nos enseñe y ayude a devolver bien por
mal.
Hermanas Carmelitas