Editorial

La Gran Semana

Después del largo periodo de la Cuaresma, el tiempo de purificación y penitencia que la Iglesia nos ha ofrecido vivir, ha llegado el momento de sumergirnos en la semana más importante del año para los cristianos, la semana Santa en la que reviviremos la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, donde se halla el gran misterio de la redención humana. 

A estos días santos, especialmente a las celebraciones del Triduo Pascual, deseo convocar a la comunidad cristiana, y de manera especial a todos los bautizados de Villar, estén o no vinculados a la vida parroquial ordinaria, pues es el momento en el que Dios vuelve su mirada paternal a todos los miembros de su Iglesia para que puedan participar de la salvación; de su perdón y de su amor auténtico e incondicional, manifestado en Cristo crucificado por todos nosotros. 

En esta semana recorremos con Jesús las últimas jornadas de su vida terrena. Son días de una hondura espiritual inigualable, y en los que la liturgia nos permite actualizar y vivir interiormente el acontecimiento de la pasión y muerte de Jesús Nazareno, y sobretodo renacer con alegría desbordante y confesar su resurrección, su victoria sobre el mal y la muerte que siguen acosando a nuestra humanidad débil y necesitada.

Lo que vamos a celebrar en estos días es el núcleo de nuestra fe bautismal, nosotros, cristianos, creemos en Cristo crucificado y resucitado. Esto es lo esencial de nuestra fe, a lo que ninguno podemos renunciar si nos reconocemos entre los discípulos de Jesús y miembros de su Iglesia. 

La invitación del Señor es clara para la comunidad parroquial de Villar del Arzobispo, quiere celebrar la Pascua con nosotros. Jesús nos convoca para ser comensales en su cena fraterna. Jesús nos quiere lavar los pies y que con él vivamos la noche de su agonía en la oscuridad espiritual de Getsemaní. El Señor nos requiere para ser cirineos y ayudarle a cargar el peso de la cruz, y con María y su discípulo amado, acompañarle en la hora de la muerte. Jesús requiere nuestra presencia para consolar a María en su soledad. 

Y sobre todo, Cristo nos espera para que contemplemos su gloria en la gran noche de su Resurrección, para que revivamos y compartamos en el cenáculo la gran alegría de sus discípulos cuando acude a su encuentro tras haber vuelto a la vida y nos muestra sus llagas gloriosas. Jesús quiere hacernos de nuevo partícipes por nuestro bautismo de su vida resucitada que mira a la eternidad. 

A través de estas líneas que escribo cada semana, quiero hacer llegar mi invitación personal a muchos de los cristianos de Villar que por diversas circunstancias se han alejado de la vida de la parroquia o les cuesta mantener la exigencia en su vida de fe. Dios Padre, a través de Jesús, nos está llamando de nuevo a todos para que revivamos en nuestra existencia su muerte y resurrección, para que recibamos en este 2021 un nuevo impulso de fuerza y esperanza para afrontar las dificultades de la vida.

Haced llegar este mensaje como creáis más conveniente este mensaje de invitación y acogida a todos a quienes creéis que esta experiencia puede resultarles edificante y renovadora. El Señor nos invita a confesar como comunidad: ¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado! 

Que paséis todos una santa semana y un gozoso Triduo Pascual.

Quique, Vuestro Cura.

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