¡Ven, Espíritu Santo!
Este domingo celebramos la Solemnidad de la Ascensión del Señor, y queda en el corazón de cada cristiano el sentir agridulce de la ausencia; nos sentimos un poco huérfanos al dejar de contar con la compañía del Señor Jesús, que nos sostenía y nos acompañaba durante estas semanas, para que pudiésemos reafirmar nuestra fe en la resurrección.
Sin embargo, la Pascua no ha terminado, sino que ahora es cuando este tiempo llega a su plenitud, cuando verdaderamente en nuestro corazón tenemos que hacer balance y examinar los frutos que el Señor, uniendo su gracia a nuestra disponibilidad, ha podido obrar durante estas semanas en la vida de cada uno de nosotros. Nos acercamos a la Pascua de los frutos, a la Pascua que en Pentecostés llega a su culminación.
Por ello, durante la próxima semana, oraremos juntos cada día para pedir el Espíritu Santo, para que venga con fuerza a nuestra vida el Paráclito, el amor de Dios que haga arder nuestro corazón en un deseo firme de vivir y anunciar el Evangelio. Durante estos 5 días oraremos y celebraremos juntos la Eucaristía, la oración perfecta de la Iglesia, con la voluntad de unirnos como comunidad cristiana, que en una sola voz clama a Dios para que nos envíe este Espíritu que nos afianza y nos renueva.
Oración que pida el Espíritu por cada uno de nosotros, con el deseo de sentirnos bendecidos por el amor de Dios, que tiene la capacidad de perfeccionar nuestra vida cristiana y asemejarla al ejemplo de santidad que de Cristo hemos recibido. Necesitamos el espíritu santo para seguir al Señor con fuerza y con decisión, sin miedo ni tampoco pereza, sino asumiendo y afrontando las exigencias que hoy supone vivir y ser cristiano en el mundo.
Oración que suplique al Señor que el vigor del Paráclito renueve nuestra comunidad, la anime y estimule para testimoniar el mensaje de Cristo, para sentirse pueblo de Dios que ha sido restaurado por la alegría pascual, alegría que tiene que contagiar y manifestar al mundo.
Oración especialmente centrada en los jóvenes de nuestra parroquia que en el domingo de Pentecostés recibirán el sacramento de la confirmación de manos del obispo auxiliar de nuestra diócesis. Con este sacramento adquieren un compromiso con su comunidad cristiana que tendrán que concretar ayudados por la luz del Espíritu, que los guiará y los asistirá (si se dejan) para consolidar su vida creyente, como adultos que son y se sienten parte de la Iglesia.
Sintámonos llamados a preparar, celebrar y vivir la Pascua de Pentecostés, esta gran solemnidad que en el seno de la Iglesia nos recuerda que el Señor nos bendice y no nos abandona. Nos deja la fuerza de su Espíritu para caminar, para seguirle y para ser sus testigos en la comunidad cristiana y allí donde nos encontremos o adonde él quiera llevarnos. Durante esta semana, unamos nuestra oración por nosotros y por aquellos a quienes queremos, pidamos con sencillez y sinceridad “¡Ven Espíritu Santo”!
Quique, Vuestro Cura