Editorial

¡BENDITA SEA SU INMACULADA CONCEPCIÓN!

Nos acercamos en estos días de Adviento a una de las Solemnidades con más arraigo e historia que celebramos en nuestro año litúrgico, la Inmaculada Concepción de María.

Si nos preguntamos qué debate teológico ha marcado la historia de nuestro país en todos los aspectos, incluso en los más cotidianos e intrascendentes, España solo puede responder rememorando el dogma inmaculista, del que nuestro país fue defensor y adalid durante siglos en toda Europa.

La Concepción Purísima de María ha sido motivo de movimientos sociales, acciones políticas, transformaciones eclesiales, e incluso nacimiento de nuevos carismas en la vida religiosa. La historia de nuestro país está marcada de una forma inequívoca por esta verdad de fe, que tras largos años de debate teológico y de enfrentamiento entre distintas corrientes, fue proclamado con Solemnidad en el año 1854 por el Papa Pío IX.

Expresión de esta historia es algo muy sencillo. En la entrada de cada hogar, durante muchos años ha habido una luz con una imagen de la Virgen llamada coloquialmente “el Ave María”. Su función, más allá de alumbrar, consistía en recordarnos que el saludo del cristiano al entrar en el hogar era la aclamación “Ave María Purísima”, a lo que el habitante respondía “sin pecado concebida”, manteniendo como característica de nuestra vivencia de la fe esta estrecha relación con la Purísima Concepción.

Un hecho muy significativo es que, en nuestro país, a diferencia de la mayoría de naciones, no existe un templo nacional representativo donde se venere una imagen “concreta” de María Inmaculada, no tenemos un santuario de la patrona de España. Esto tiene su respuesta en que la vivencia de la devoción a la Inmaculada hizo que cada parroquia, cada comunidad cristiana, en la gran mayoría de templos, exista una imagen y un altar de la Purísima, invitación implícita a que consigamos que en cada comunidad se cuide, se transmita y se asegure el culto y la devoción a María Inmaculada. (En Villar incluso, comparte la importancia de la Capilla del Santísimo Sacramento).

No obstante, en las últimas décadas, hemos sufrido una gran desafección a nivel de las comunidades cristianas por la celebración de esta gran fiesta de María. La devoción a la Inmaculada se ha ido olvidando; parece que la caída de las congregaciones de Hijas de María, y en muchos casos, la confusión con el Patronazgo de España por parte de muchos ciudadanos, ha diluido esta festividad en su celebración comunitaria, y la ha convertido en una mera oportunidad de conseguir un día festivo cercano a la fiesta civil de la Constitución.

Quisiera animar a toda la comunidad parroquial a que vivamos con intensidad y con gozo esta fiesta que pertenece al patrimonio religioso y espiritual de la Iglesia de España, y que es fruto del compromiso de nuestros mayores, que hace siglos defendieron con ahínco esta verdad de fe. Este día, el 8 de Diciembre, es festivo porque los cristianos de España celebramos a nuestra patrona, la Inmaculada Concepción, y así lo manifestamos al compartir con gozo el pan de la Eucaristía.

Que el mundo conozca y entienda porque esa jornada es un día grande para el pueblo cristiano, también para esta comunidad que camina fiel a Cristo en Villar de Arzobispo. Que María Inmaculada sea siempre nuestro estímulo para vivir confiando en el poder de Dios que manifiesta su grandeza en todas sus criaturas, como lo hizo de forma privilegiada en María desde el instante de su pura y limpia concepción.

¡Ave María Purísima!

Vuestro Parroco, Quique

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