LA EUCARISTÍA PRESENCIA DE JESÚS ENTRE NOSOTROS
Nos dice Santa Teresa: » Este alimento no es otro que el propio Cristo. Esto no es representación ni imaginación sino la presencia viva de Jesús. Él se queda con nosotros para ayudarnos y animarnos y sustentarnos a hacer esta voluntad que se cumpla en nosotros. Teresa es consciente de que ese buscar a Dios en el día a día no es fácil, porque otras cosas llaman nuestra atención, y porque nos fallan las fuerzas y nuestra capacidad de amar es débil e imperfecta. Necesitamos que Él nos transmita su amor y su ánimo. Él lo hace cada día con un amor que no abandona nunca, que acompaña en las dificultades que cada jornada presenta, y puede responder a las diferentes necesidades que tenemos («de cuantas maneras quisiere comer el alma»)
Y ante este Señor que viene a nosotros, Teresa nos llama a «abrir los ojos del alma y miraros al corazón, que no viene tan disfrazado, que como he dicho, de muchas maneras no se dé a conocer conforme al deseo que tenemos de verle». Vivir la Eucaristía con intensidad, como encuentro real y profundo con Cristo, pues tenéis la misma Persona delante. Encuentro en que Jesús nos comunica y nos imprime en el corazón su amor y su ánimo lleno de luz y de paz, de alegría plena y de entrega, que contemplamos a lo largo del evangelio. Ese ánimo que puede levantar el nuestro, y lo acerca a la forma de ver las cosas que tiene Dios. Así nos despierta, nos abre los ojos y la lucidez, y puede infundir vida a aquellos que en nosotros permanece dormido.
Vivir la Eucaristía como dialogo sabroso de entrega con fe la presencia del Señor, su amor, su vida, que «aparejándonos a recibir jamás por muchas maneras deja de dar que no entendemos» Perseverar en ese encuentro que nos va transformando, donde Jesús se nos da y nos invita a vivir en actitud de entrega.
Tendríamos que hacernos unas preguntas. ¿ Cómo vives la Eucaristía? ¿ Cómo vives la presencia viva de Jesús en ella? » Jesús está en el Sagrario expresamente para ti, para todos nosotros.
