» NO ME ARREPIENTO DE HABERME ENTREGADO AL AMOR» (Santa Teresita de Lisieux )
Desde muy niña Teresita ha comprendido que la realidad de este mundo es, muchas veces, «vanidad y caza de viento» por eso ella buscaba un amor capaz de superar la caducidad: la del tiempo, la de los ambientes sentimientos…Pero ese amor sólo puede darlo un Dios capaz de compréndenos, un Dios que viva nuestros mismos sentimientos, que nos conozca no de oídas, sino desde nuestra propia entraña; en definitiva, un Dios que se haga hombre, así lo expresa en una poesía al Corazón de Jesús:
» Necesito encontrar, un corazón que arda en llamas de ternura / que me preste su apoyo sin reserva,/ que me ame como soy pequeña y débil, /que todo lo ame en mí / y que no me abandone ni de día ni de noche. No he podido encontrar ninguna criatura / capaz de amarme y de nunca morir / yo necesito un Dios que como yo se vista / de mi misma y pobre naturaleza humana, que se haga hermano mío y que pueda sufrir. / Tú me escuchaste, amado Esposo mío./ por cautivar mi corazón, te hiciste igual que yo, mortal. / Derramaste tu sangre ¡ Supremo misterio ! Y por si fuera poco, sigues viviendo en el altar por mí.
Este descubrimiento hará nacer en ella un profundo sentido de agradecimiento, un deseo de amar a quien tanto nos ha amado, de configurarse totalmente con Él. Y es en el Carmelo huerto amenos y escondido, donde Teresita desarrollará un encuentro pleno con Jesús.
HERMANAS CARMELITAS