ENCUENTRO ÍNTIMO CON QUIEN AMAMOS
Como sabemos, no podemos limitarnos a la recitación protocolaria de las oraciones, sino que es necesario reservar cada día un tiempo intenso de oración, para estar con el Señor, corazón con corazón. Un momento prolongado de adoración, de meditación de la Palabra, el santo rosario; un encuentro íntimo con Aquel que amamos sobre todas las cosas…
Además, cuando estamos en plena actividad, recurramos también a la oración del corazón, breves » jaculatorias» son un tesoro, las jaculatorias, palabras de alabanza, de agradecimiento y de invocación que podemos repetir al Señor en cualquier lugar donde nos encontremos.( «Entre los pucheros está el Señor» nos dice Santa Teresa) La oración nos hace salir del yo, nos abre a Dios, nos vuelve a poner en pie porque nos pone en sus manos; crea en nosotros el espacio para experimentar la cercanía de Dios, para que su Palabra nos sea familia y, a través de nosotros, lo se a todos los que encontramos. Sin la oración no se va lejos. Finalmente para superar la mediocridad espiritual, no nos cansemos nunca de invocar a la Virgen María, es nuestra Madre y de aprender de Ella a contemplar a Jesús.
HERMANAS CARMELITAS