Editorial

La misión de anunciar el Evangelio en Villar del Arzobispo

Somos discípulos de Cristo, llamados a seguir sus pasos y a anunciar su Buena Noticia a todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Esta es nuestra misión y nuestra responsabilidad, que no podemos eludir ni delegar en otros. El Señor nos ha confiado su viña, que es el mundo, y nos ha pedido que trabajemos en ella con generosidad y fidelidad.

Pero ¿cómo vivir esta misión en nuestro pueblo, en Villar del Arzobispo? ¿Cómo hacer que el Evangelio llegue a cada rincón, a cada casa, a cada corazón? ¿Cómo ser testigos de Cristo en medio de una sociedad que muchas veces parece indiferente o incluso hostil a su mensaje?

Para responder a estas preguntas, podemos inspirarnos en el pasaje del Evangelio de Mateo que este domingo se proclama: la parábola de los dos hijos. En ella, Jesús nos presenta a un padre que tiene dos hijos y les pide que vayan a trabajar a su viña. El primero dice que no quiere, pero luego se arrepiente y va. El segundo dice que sí, pero luego no va. Jesús pregunta a sus oyentes quién de los dos hizo la voluntad del padre, y ellos responden que el primero.

Esta parábola nos enseña varias lecciones para nuestra misión evangelizadora. La primera es que Dios nos llama a todos, sin excepción, a trabajar en su viña. No importa si somos jóvenes o mayores, si tenemos más o menos talentos, si somos más o menos pecadores. Dios nos ama y nos quiere cerca de él, colaborando con su plan de salvación.

La segunda lección es que lo que cuenta no son las palabras, sino los hechos. No basta con decir que somos cristianos, sino que tenemos que demostrarlo con nuestra vida. No basta con ir a misa los domingos, sino que tenemos que ser coherentes con lo que celebramos. No basta con rezar, sino que tenemos que poner en práctica lo que pedimos.

La tercera lección es que nunca es tarde para cambiar y convertirse. El hijo que dijo que no quería ir a la viña se arrepintió y fue. Esto nos muestra que Dios es paciente y misericordioso con nosotros, y que siempre nos da una nueva oportunidad para volver a él. También nos muestra que podemos cambiar nuestra actitud y nuestra conducta, si escuchamos la voz de nuestra conciencia y la inspiración del Espíritu Santo.

Mirando a nuestro alrededor, a nuestra realidad concreta de Villar del Arzobispo. Podemos preguntarnos: ¿cómo estamos respondiendo a la llamada de Dios a trabajar en su viña? ¿Estamos siendo fieles o infieles? ¿Estamos siendo coherentes o incoherentes? ¿Estamos siendo humildes o soberbios? ¿Estamos siendo generosos o egoístas? ¿Estamos siendo valientes o cobardes?

Para ayudarnos a responder estas preguntas, podemos mirar al Papa Francisco, que nos muestra con su ejemplo cómo vivir la misión evangelizadora con un estilo y un lenguaje cercano, sencillo y profético. El Papa Francisco nos invita a salir al encuentro de las personas, especialmente de las más pobres y marginadas, a dialogar con todos, sin imponer ni juzgar, a ser una Iglesia en salida, misionera y sinodal. Nos invita a cuidar la casa común, nuestra tierra y nuestra gente.

Queridos hermanos: tenemos una gran misión por delante. No estamos solos en esta tarea. Contamos con la gracia de Dios, con la intercesión de la Virgen María, nuestra Señora de la Paz, y con el apoyo de toda la comunidad parroquial. Anunciemos el Evangelio con alegría y confianza, sabiendo que el Señor está con nosotros y que su amor es más fuerte que todo.

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