Editorial

SAN ANTONIO ABAD

Estimados hermanos:

Con motivo de la fiesta de San Antonio Abad, que celebraremos el 28 de enero, quiero compartir con vosotros algunas reflexiones sobre este gran santo y la tradición de bendecir a los animales que se asocia a su memoria.

San Antonio Abad fue uno de los primeros monjes cristianos, que vivió en el siglo III en Egipto. Su vida nos ha sido transmitida por San Atanasio, que lo conoció personalmente y lo admiró por su santidad y su sabiduría. San Antonio renunció a todos sus bienes y se retiró al desierto, donde buscó a Dios con una vida de oración, ayuno y trabajo. Allí también tuvo que enfrentarse a las tentaciones del demonio, que le asaltaban con diversas formas y engaños. Pero San Antonio resistió con la fuerza de la fe y la humildad, y se convirtió en un maestro espiritual para muchos que acudían a él en busca de consejo y consuelo.

San Antonio tenía un gran amor por la creación de Dios, y especialmente por los animales, que veía como signos de la bondad y la providencia divinas. Según la tradición, San Antonio curó a un cerdo salvaje que estaba herido, y éste se quedó a su lado como muestra de gratitud. También se dice que San Antonio tenía una relación especial con el fuego, que le servía para iluminar su celda, calentar su comida y ahuyentar a las alimañas. Por eso, se le representa con una antorcha o una hoguera, y con un cerdo a sus pies.

La orden hospitalaria de San Antonio, fundada en el siglo XI, se dedicó a cuidar de los enfermos, especialmente de los que padecían el llamado “fuego de San Antonio”, una enfermedad de la piel causada por un hongo. Los monjes de esta orden tenían el privilegio de criar cerdos en las ciudades, que llevaban una campanilla y una cruz en forma de T (tau), símbolo de San Antonio. Estos cerdos eran bendecidos por los monjes y luego sacrificados para alimentar a los pobres y a los enfermos.

De esta manera, se fue extendiendo la costumbre de bendecir a los animales el día de San Antonio, como una forma de agradecer a Dios el don de la vida y de pedir su protección y su bendición sobre todas sus criaturas. Los animales son parte de nuestra familia, de nuestro entorno, de nuestra historia. Ellos nos acompañan, nos alegran, nos ayudan, nos enseñan. Son un reflejo del amor de Dios, que nos ha creado a su imagen y semejanza, y nos ha encomendado el cuidado de la tierra y de todo lo que hay en ella.

Por eso, os invito a celebrar con gozo y devoción la fiesta de San Antonio Abad, y a participar en la bendición de los animales que tendrá lugar el domingo 28 de enero, después de la misa de las 12:30, en la plaza de la iglesia. Traed a vuestras mascotas, a vuestros animales de compañía, de trabajo, de granja, y presentadlos al Señor, que los ama y los bendice. Y pedid también por la intercesión de San Antonio, que nos ayude a vivir como él una vida de entrega a Dios y al prójimo, y a ser testigos de su amor en el mundo.

Que Dios os bendiga a vosotros y a vuestros animales.

Vuestro Párroco Manuel.

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