Rincon Carmelitano

LA SEÑAL DE LA CRUZ, ES LA SEÑAL DE  LOS CRISTIANOS

Jesucristo murió en la cruz para darnos vida; así, la cruz es signo de esperanza y victoria para todos. Este tesoro nos hace llevarla cruz con amor. Llevar la cruz es aceptar que hay que morir para tener vida en abundancia.

 La cruz es signo de nuestra salvación, Jesús, después de mostrarnos a Dios Padre y de enseñarnos cómo tenemos que vivir para establecer el Reino de Dios, nos amó hasta el extremo, murió en la cruz, para salvarnos.

 El día de nuestro bautismo, nuestros padres y padrinos realizaron la señal de la cruz sobre nuestra frente, señalando que por este Sacramento, pertenecemos a Cristo y a la Iglesia, a la gran familia de los hijos de Dios. Somos todos suyos, estamos sellados para siempre. Por eso trazando la señal de la cruz, decimos: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es el amor recíproco de Dios Padre hacia su Hijo y de su Hijo hacia su Padre Dios. El Espíritu Santos nos mueve, nos «mete» por así decirlo, en el amor de la Santísima Trinidad. Nos introduce en el brasero de la vida divina. Todo lo que es lo comparte con nosotros. Ponemos en sus manos todo lo que hacemos durante el día, lo que nos preocupa…nuestros gozos y fatigas.

Al hacer la señal de la cruz entramos de lleno, con toda naturalidad, en oración, nos dirigimos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. El catecismo de la Iglesia Católica nos dice: «La oración es la relación viva de los hijos de Dios con el Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo.»

Hermanas carmelitas

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