Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones:
Un llamado a la gratitud y la oración
Este domingo 21 de abril, celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, coincidiendo con el IV Domingo de Pascua, el Domingo del Buen Pastor. En este día tan especial, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre el don inestimable de la vocación al sacerdocio y a unirnos en oración para implorar nuevas vocaciones que renueven el rostro de nuestra comunidad.
Al celebrar esta jornada, es fundamental elevar nuestro corazón en gratitud por el don del sacerdocio. Recordemos que cada sacerdote es un regalo precioso de Dios para su Iglesia, un instrumento de su amor y misericordia que nos guía en el camino de la salvación. Agradezcamos la entrega generosa de nuestros sacerdotes, quienes, siguiendo el ejemplo del Buen Pastor, dedican su vida a servir a Dios y a los hermanos.
Sin embargo, la celebración de esta jornada no se limita a la gratitud. También es un momento para despertar en nosotros la conciencia de la importancia de la oración por las vocaciones. Recordemos las palabras del Señor Jesús: “Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Lc 10, 2). La oración es la fuerza que mueve el corazón de Dios y abre las puertas a nuevas vocaciones.
En este sentido, la Iglesia nos invita a unirnos en oración durante esta jornada, pidiendo al Señor que envíe más obreros a su mies. Oremos por los jóvenes, para que disciernan la llamada de Dios en sus vidas y tengan la valentía de responder con generosidad. Oremos por los seminarios, para que sean lugares de formación integral y acompañamiento espiritual para los futuros sacerdotes. Oremos por nuestro Papa Francisco, para que siga siendo un faro de esperanza y guía para las vocaciones sacerdotales.
En este día tan especial, te invito a realizar una reflexión personal sobre tu propia vocación. ¿Cómo respondes al llamado de Dios en tu vida? ¿Te sientes llamado a servir a Dios y a los hermanos de una manera especial? No tengas miedo de abrir tu corazón a la posibilidad de una vocación sacerdotal. Recuerda que Dios te llama a un camino de felicidad y realización plena.