«SI EL ALMA BUSCA A DIOS, MUCHO MÁS LE BUSCA SU AMADO A ELLA»
(San Juan de la Cruz)
Amor, deseo, búsqueda,… fundidos todos en el abrazo interminable de un Dios que nos ama con pasión de enamorado. Él es el origen, el cauce y el destino de todos nuestros anhelos. Creados a su imagen, nacidos en sus entrañas, respiramos su mismo aliento de vida. Él ha puesto en nuestro corazón esta divina llama, añoranza que inquieta y nunca sacia, que nos pone en marcha, peregrinos de la existencia, hacia una comunión que nos aguarda y que a sorbos saboreamos en la vida.
Por eso somos buscadores, porque Dios es un buen buscador. Toma la iniciativa, sale a nuestro encuentro en cada recodo del camino, nos ama primero, mucho más de lo que es dado a nuestra inteligencia comprender. Nos llama y nos atrae desde el fondo de este anhelo insaciable, y se deja hallar de mil maneras de quien le busca con sincero corazón » pues que tú te me muestras primero y sales al encuentro a los que te desean» (San Juan de la Cruz)
Señor, nunca te sacias, ni te cansas, ni te olvidas, ni te alejas. Siempre allí, mendigo divino a la puerta de mi alma, sediento al brocal de mi pozo, hambriento de amor a la vera de mis caminos… errante tras mis erráticos pasos…siempre allí, inconmovible y fiel, Amor, Amante y Amado…
Hermanas Carmelitas