Rincon Carmelitano

MARÍA, LA MADRE.

Contemplamos a la Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, a la Madre de cada uno de nosotros. Ella  nos irá enseñando cómo es esta maternidad nos lleva a ser discípulos, cómo esta maternidad no se realiza sino mediante una actitud de acogida silenciosa, pobre y contemplativa de la Palabra de Dios. Que la contemplación de la Madre vaya dando unidad interior a nuestra vida. Se la pedimos a nuestra Señora: 

» Oh María, tú eres Madre; tú eres Madre de Jesús y Madre de la Iglesia. Esta nació de tu corazón lleno de fe y caridad, de la disponibilidad de tu corazón abierto al Espíritu Santo. Tú eres mi Madre, Tú me conoces. Conoces mis tristezas y alegrías, mis preocupaciones y esperanzas. Tú conoces toto lo que hay en mí como proyecto de santidad porque tú me lo has inspirado. Señora, Tú eres mi Madre y comprendes también mi camino de consagración. Engendra en mí tu propio sí, ponme cada vez más en tu Corazón maternal para que cada día ahonde en la riqueza, en la generosidad, en la alegría, en la fecundidad de ese sí.  Como Tú, quiero ser fiel a la contemplación, a la pobreza, a la sencillez. Como Tú quiero ser  fiel a la humildad, a la cruz, al servicio; quiero ser fiel al Espíritu Santo.

 María, tú también eres Madre de los pobres, de los que sufren, por eso te pido que los hombres te sientan cada vez más dentro de su corazón y dejen que Tú ilumines su alegría y transformes su dolor y su pobreza. Amén»(Eduardo Pironio) 

   Vivamos este mes de mayo muy unidos a la Virgen, que Ella  nos acompañe y nos lleve a su Hijo Jesús.

      Hermanas Carmelitas

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