LA ORACIÓN EN SANTA TERESA DE JESÚS
De mano de Santa Teresa descubrimos que la oración es escuela donde aprendemos el idioma con el que se comunica Dios con nosotros. Teresa nos invita a activar nuestra fe «ver que es posible en este destierro comunicarse un tan gran Dios» a tener experiencia de oración. Y quien no ha comenzado, por amor de Dios les ruego yo no carezca de tanto bien, y finalmente, vivir con esperanza de que es un camino que podemos recorrer, confiados, sostenidos, acompañados y convidados por el mismo Dios, «mirad que convida el Señor a todos, pues es la misma verdad».
La escuela teresiana es, pues, esta escuela donde aprender a leer la presencia de Dios en nuestra vida, aprender a comunicarnos con él. Teresa se hace sensible al impacto de las palabras en el interior» Con la fuerza que hacían en mi corazón las palabras de Dios, así leídas como oídas, Dios se comunica conmigo y me entero. El corazón se convierte en caja de resonancia de la palabra-eco de Dios. La oración es un proceso vivo, activo, que nos invita al movimiento continuo. Existe la tentación, como también la tuvo Teresa y los apóstoles, de querer «hacer tres tiendas» y refugiarse en el espacio íntimo de la relación de amistad. Pero Teresa nos dice: Es imposible para el amor estar en un ser». Sostener la mirada recíproca con Jesús nos abre a un nuevo horizonte de percepción. Teresa nos da testimonio de esa experiencia de conciencia mística que permite percibir todo conectado. Todo me afecta y me importa porque todo está profundamente percibido desde la conciencia de Dios en mí lo ve todo en el mismo Dios, y así ya todo espacio y todo tiempo se convierte en zona de contacto con Dios.
Hermanas Carmelitas