DÍA 15 DE AGOSTO LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN A LOS CIELOS
María de la Asunción ilumina nuestro sendero de esperanza. Ella ya está en la Patria y, sin embargo, va haciendo el camino con nosotros. Nuestro camino es un camino de esperanza con María. Cuando lleguemos a la Patria, nosotros también, como María, seguiremos haciendo el camino con los que aquí en la tierra todavía peregrinan.
Vivamos en la firmeza inquebrantable de la esperanza, vivamos en la luminosidad de la fe, creamos sobre todo en el amor y vivamos en profundidad contemplativa de la oración. Vivamos en la firmeza inquebrantable de la esperanza, y pidamos a nuestra Señora, asunta en cuerpo y alma a los cielos:
María, tú eres la mujer vestida de sol con la luna bajo sus pies, coronada de doce estrellas. Tú eres la mujer que nos has dado a Cristo y a la Iglesia. María, coronada en el cielo como Madre y Reina nuestra, tú eres signo de esperanza cierta y de consuelo para nosotros, que todavía peregrinamos en la tierra. Danos un corazón sencillo y pobre como el tuyo para poder esperar verdaderamente. Danos un corazón orante y contemplativo para descubrir constantemente el paso del Señor en nuestra historia hasta que nos abramos al encuentro definitivo, en la visión. Danos un corazón lleno de caridad que viva indisponibilidad tota a la voluntad del Padre y en servicio generoso a los hermanos. Danos un corazón sereno y fuerte para que gustemos la cruz pascual y contagiemos a los hombres la esperanza. Danos un corazón de discípulo para que escuchemos constantemente la Palabra, la acojamos en nuestro interior y la comuniquemos con alegría. Danos un corazón de peregrinos para caminar contigo, oh Madre y Señora nuestra, hasta el encuentro definitivo con el Hijo que nació de Ti y reina con el Padre y el Espíritu. Amén
Hermanas Carmelitas