ORANDO CON SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS EL PADRE NUESTRO
Santa Teresita ha vivido su relación con Dios orando y viviendo el padrenuestro. Nos confiesa ella: «a veces, cuando mi espíritu está tan seco que me es imposible un solo pensamiento para unirme a Dios, rezo muy despacio un padrenuestro, luego la salutación evangélica. Entonces, esas oraciones me encantan y alimentan mi alma mucho más que si las rezase precipitadamente un centenar de veces.
El acierto mayor de Teresita ha sido descubrir su condición de hija pequeña para poder relacionase con el Padre. Este ha sido el gran regalo que le ha entregado Jesús. De ahí, su insistente invitación a no quedarse en el plano de los propios problemas personales y a vivir encerrados en nosotros mismos.
Teresita escudriñará apasionadamente el rostro del amor. En la selección de textos bíblicos, que le envía su hermana Celina, descubre dos tesoros que la van a meter de lleno en el océano de la bondad de Dios: «El que sea pequeño que venga a mí» (Prov 9, 4) Y como una madre acaricia a su hijo, así os consolaré yo; os llevaré en mis brazos sobre mis rodillas os meceré (Is 66,12) Aquí esta su gran descubrimiento: un caminito todo nuevo.
Un día entra en la celda de Teresita una hermana y la encuentra inmersa en un gran recogimiento y le pregunta:» ¿en qué piensas?» Medito en el Padre, es tan dulce llamar a Dios Padre nuestro», le responde Teresita con los ojos brillantes de lágrimas. Así se dispone a vivir y orar el padrenuestro: conjugando su pequeñez con la grandeza de su Padre Dios.
Hermanas Carmelitas