¡OH MARÍA!
María, ¡oh María! Ella es siempre señal de firme esperanza y consuelo para el pueblo de Dios que peregrina en la tierra. ella es madre y la madre no está por encima de la familia, sino muy dentro de ella, pero en ella, la madre tiene un papel singular, de cuidado, amor, ternura, comprensión y acompañamiento. Que nada nos robe su mirada de misericordia.
María, asociada íntimamente a la obra redentora de Cristo, sigue sosteniendo a la comunidad cristiana y a todos los creyentes es su generoso compromiso de vivir y anunciar el Evangelio. Su maternidad perdura sin cesar. ¡Oh María!, enséñanos a comprender las raíces misteriosas del amor del Padre por el hombre.
¡Qué bonito si nosotros también nos pareciéramos un poco a nuestra Madre! con el corazón abierto a la Palabra de Dios, con el corazón silencioso, con el corazón obediente, con el corazón que sabe recibir la Palabra de Dios y la deja crecer con una semilla del bien de la Iglesia.
¡Oh María! Revístenos de tus virtudes y defiéndenos de todo peligro.
Hermanas Carmelitas