MIRADLE RESUCITADO
Mirad al Resucitado se hace con el corazón, desde lo más hondo, desde la propia verdad, incluso la que no nos gusta. Quizá sea ahí, en nuestras dudas, nuestros miedos, nuestras sombras y duelos, donde podemos percibir su paso consolador, el eco de la esperanza que solo conoce un motivo: Él vive y me ama…Pero mira desde el corazón con la puerta abierta, deja un resquicio para la luz, para algo nuevo, para los otros y no te encierres en tus oscuridades. ¡Sal!
No vale tampoco mirar de cualquier modo. Necesitamos una mirada de amor, como la Magdalena, porque solo el amor puede descubrir al Amado vivo y no esperarle cuando todos han vuelto a sus quehaceres. ¿Dónde? Ya lo sabes: Él está ahí, mírale Resucitado como presencia invisible, pero cierta, que nos ensalza unos a otros, unos con otros en Él. ¿ Cómo, si no, podríamos ser Iglesia Eucaristía? Acércate y hazlo con amor. Pronto se iluminará tu corazón con la luz que sólo del Resucitado puede venir y sentirás el calor de un amor más grande.
Olvida alegrías obvias y ruidosas, ¡mírale a Él te invita a compartir su alegría, la alegría profunda e inefable del mismo Dios que vence a la muerte y derrota todo mal. Mírale y déjate inundar con la paz que nace de sabernos conducidos hacia la Vida, sostenidos por el Amor. Ninguna lágrima cae en el vacío, ningún nombre está olvidado.
Ojalá nuca nos cansemos de repetir estas dos palabras que encierran la fuente de nuestra fe: la experiencia del Resucitado. ¿Qué sencillas y qué difíciles al mismo tiempo! Su presencia no se impone ni se puede atrapar su paso. Casi podríamos decir que, como los de Emaús, nos damos cuenta ya que se ha marchado y percibimos sus huellas, los signos de su vida nueva en nuestro viejo barro. Y así, rastreando en por del Resucitado, será Él quien nos salga al en encuentro.
¡CRISTO, TÚ VIVES!¡ALELUYA! Ya no te buscamos entre los muertos. Tú estás en medio de la vida ¡ALELUAYA! pondremos nuestros pies en tus pisadas, y tú nos enseñarás a vivir como resucitados, a dar vida a manos llenas. Una nueva creación nos espera. Tú nos envías a amar con la fuerza del Espíritu. ¡ CRISTO, TÚ VIVES! ¡ ALELUYA!
¡ FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!
Hermanas Carmelitas