RAZONES PARA SER CARMELITA
(Carta de Santa Teresa de los Andes a una amiga)
» Dime, ¿hay algo más grande sobre la tierra que el Dios eterno. inmutable, el todopoderoso, busque en la tierra un alma para hacerla su esposa, busque un corazón humano para unirlo a su Corazón Divino y hacer en el amor a fusión más completa? Más aún ¿ que Dios baje a la tierra y viva allí en la Eucaristía muriendo de amor por un alma? Imagínate el amor más grande de la tierra ¿ qué es en comparación del de un Dios infinito?
Créeme sinceramente te lo digo; yo antes creía imposible poder enamorarme de un Dios a quien no veía; a quien no podía acariciar. Mas hoy día afirmo con el corazón en la mano que Dios resarce enteramente ese sacrificio. De tal manera siente uno ese amor, esas caricias de nuestro Señor, que parece tenerlo a tu lado. Tan íntimamente lo siento unido a mí, que no puedo desear más, salvo la beatífica en el cielo. Me siento llena de Él y en ese instante lo estrecho contra mi corazón pidiéndole que me dé a conocer las finezas de su amor. No hay separación entre nosotros. Done yo vaya, El está conmigo dentro de mi pobre corazón. Es su casita donde yo habito; es mi cielo aquí en la tierra. Vivo con El y, a pesar de estar en los paseos, ambos conversamos sin que nadie nos sorprenda ni pueda interrumpirnos. Si tú lo conocieras lo bastante, lo amarías Si estuvieras una hora de oración, podrías saber lo que es el cielo en la tierra.»
Hermanas Carmelitas