Editorial

¿Qué tengo que hacer para ganar la vida eterna? Coge una escoba…

Quizás el título de la hoja parroquial de esta semana resulte curioso e incluso gracioso. Pero es aquí, en las cosas pequeñas… mejor dicho, en cómo hacemos las pequeñas cosas donde nos jugamos todo. Dicho en boca de san José María Escrivá: “Haz de manera extraordinaria las cosas ordinarias.”

Esta frase podría ser perfectamente el lema de la onomástica que celebramos el día 3 de noviembre, San Martín de Porres.

Martín de Porres nació en Lima el 9 de diciembre de 1579. Fue hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava, y Ana Velázquez, panameña. A los doce años empezó a aprender los oficios de peluquero, asistente de dentista y medicina natural.

Más tarde, llegó a ser cirujano. La casa de Martín se llenó de mendigos y personas que no tenían la capacidad económica, pues eran atendidos gratuitamente y con mucho esmero por el famoso barbero y cirujano de Lima. El 2 de junio de 1603, hizo su profesión religiosa y fue hermano cooperador. Martín se destacaba por el cuidado que brindaba a los enfermos.

Martín decide entrar al convento de Nuestra Señora del Rosario en Lima. Sin embargo, debido a su condición de mulato, ingresa a la comunidad como “donado”. En el convento se le confió el oficio de la limpieza; su escoba fue, con la cruz, la gran compañera de su vida. De ahí que fuera popularmente conocido como Fray Escoba.

Estas son unas breves líneas de su vida, la cual recomiendo leer. Pero, sobretodo, lo que más me llama la atención es que no destacó por ser un gran teólogo, predicador, estudioso, artista… destacó por su caridad, servicio y humildad.

Es curioso que hoy en día, incluso a veces dentro de la misma Iglesia, estas virtudes sean poco deseadas y pedidas. Sin embargo, he podido comprobar que lo que, en ocasiones, marca la diferencia no son las cosas que hacemos, sino cómo las hacemos. La fiesta de San Martín de Porres es una llamada a todos: ¿Cuál es el motor del servicio que desempeñamos? ¿El amor, el servicio o que vean que hacemos cosas? ¿Busco agradar y servir a Dios o busco agradar a la gente?

Ya hemos visto que la forma de limpiar un patio puede ser el mejor camino al cielo. No despreciemos las cosas pequeñas, los pequeños servicios, los pequeños comienzos. Al final, la Iglesia comenzó así: la niña de los ojos del Padre, el grano de mostaza, la dracma y la oveja perdida… tú y yo.

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