TERESA DE JESÚS AMA A LA IGLESIA
Santa Teresa de Jesús, que muere entornando su magníficat eclesial «Gracias, al fin soy hija de la Iglesia» ante la admiración de sus monjas, especialmente las más jóvenes, ha pasado a la historia como una de las personas que más a amado a la Iglesia y, en conciencia, que más ha hecho por la Iglesia. Ha vivido haciendo verdad su bienaventuranza: !dichosas las vidas que acabaren al servicio de la Iglesia! ¿Por qué caminos ha vivido Teresa este amor a la Iglesia? por su puesto no nos responderá con grandes discursos. Sencillamente siguiendo su itinerario de fe descubrimos cómo es la Iglesia que ama la Santa de Ávila.
Sólo a través la predicación y de las enseñanzas de la Iglesia, Teresa se encuentra con el regalo impresionante de la Humanidad de Cristo, con el maravilloso regalo de su Madre y compañero José de Nazaret. La Iglesia le ofrece el pan de la Palabra, plagada de tantos personajes – del Antiguo y Nuevo Testamento que fueron amigos de Dios, que le sirvieron de referente de fidelidad. Sobre todo le chifla los contemporáneos de Jesús, la Magdalena, Pedro, Pablo…, particularmente en su dimensión de conversos desde la humildad y el amor. Le encanta, cuando después de comulgar, reencarnase en los amigos de Betania o en propio Juan, recostado en el pecho del Maestro.
A través de la Iglesia recibimos los Sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, sobre todos. Teresa vivencia la Iglesia, y la siente Madre de ternura, que sana abrazando al hijo que cae y un viático para sus hijos peregrinos. Ella se acerca a la confesión, no buscando tranquilizantes, sino una mayor cercanía de Dios quien, como luz, ayuda a descubrir posibilidades de respuesta a la voluntad de Dios, al proyecto de Dios sobre ella, muy en la línea del catecismo de la Iglesia Católica.
La Iglesia vive de la Eucaristía de todos los Sacramentos…, y todo cristiano si queremos vivir nuestra vida de fe, el único camino es acercándonos a vivir de los Sacramentos que la Madre Iglesia nos da.
Hermanas Carmelitas
