Un Nuevo Comienzo y la Esperanza del Adviento
Queridos hermanos en Cristo. Este fin de semana damos inicio a un nuevo año litúrgico, un ciclo que nos invita a renovar nuestra fe y a profundizar en la Palabra de Dios. En este año C, el Evangelio de Lucas será nuestro guía espiritual, iluminando nuestro camino con las buenas nuevas de la salvación.
Y es que, en medio de este nuevo ciclo, también entramos en el tiempo de Adviento. Esta palabra, proveniente del latín «adventus», significa «venida» o «llegada». Es un tiempo de espera expectante, de preparación para celebrar el nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo.
Durante estas semanas, la Iglesia nos invita a encender la llama de la esperanza en nuestros corazones. Somos llamados a ser como los profetas Isaías, Juan el Bautista y, sobre todo, la Santísima Virgen María, quienes anunciaron y prepararon el camino para la venida del Mesías.
Isaías, con sus profecías, nos habló de un Emmanuel, un «Dios con nosotros», que vendría a liberar a su pueblo. Juan el Bautista, con su voz en el desierto, nos exhorta a prepararnos para el encuentro con el Señor, invitándonos a la conversión y al bautismo.
Pero es María, la Madre de Dios, quien ocupa un lugar central en el Adviento. Su «sí» lleno de fe a la invitación del ángel Gabriel, es un modelo para nosotros. Ella, la llena de gracia, nos enseña a acoger a Dios en nuestras vidas y a colaborar en la obra de la salvación.
Queridos hermanos, en este Adviento, invitémonos a vivir con intensidad este tiempo de gracia. Dejémonos acompañar por María, la Reina de la Paz, y pidámosle que nos ayude a descubrir a Jesús en los acontecimientos de nuestra vida diaria. Que este Adviento sea para nosotros un tiempo de renovación espiritual y de encuentro personal con el Señor.
¡Que la alegría del Adviento llene nuestros corazones y nuestros hogares!