AHÍ TIENES A TU MADRE
¡Bendito seas, Señor, Jesús, por habernos dado a María como madre nuestra.!
Tú has puesto en nuestro corazón a la que es VIDA, DULZURA Y ESPERANZA NUESTRA. ¡Qué alegría tan grande! ¡ Qué consuelo! ¡Qué esperanza! ¡ Cómo se adorna nuestra historia con este regalo!
¡Bendito seas Jesús! Tú nos enseñas a tenerla por Madre, porque lo es de verdad. Podemos contar siempre con ella. Sabemos que nunca nos abandona. Tú embelleces nuestro corazón con su presencia. ¡Bendita tú María, señora de la vida, de la dulzura y esperanza nuestra! ¡ Con qué disponibilidad acoges tu misión de maternidad! ¡ Con qué premura, ( » la apresurada» te llamaba el Papa Francisco) te levantas y te pones en camino hacia los lugares en que nos encontramos cada uno de nosotros! Eres Señora lugar, de cada paisaje. ¡Con qué sabiduría nos acompañas! Qué bien sabes hablar el lenguaje de Dios! ¿Cómo nos entiendes
Tú, María, nos saludas y nos dejas llenos del Espíritu Santo. Cada una de tus palabras, de tus gestos, de tus silencios, de saber estar, nos habla del Espíritu Santo. ¡Qué bien sabes extender su perfume para que se llene de paz y de bondad toda la casa ¿Por dónde andas esperanza ? Anda en Ti María.
Hermanas Carmelitas