HAREMOS MORADA EN ÉL ( Jn14, 23-29 )
«Dentro de nosotros está un palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas, en fin, como para tal Señor; y que sois parte para que este edificio sea tal, como a la verdad es así ( que no hay edificio de tanta hermosura como un alma limpia y llena de virtudes, y mientras mayores, más resplandecen las piedras), y que en este palacio está este gran Rey, que ha tenido por bien ser vuestro Padre, y que está en un trono de grandísimo precio, que es vuestro corazón.
Entendamos con verdad que hay otra cosa más preciosas, sin ninguna comparación, dentro de nosotras que lo que vemos por de fuera. No nos imaginemos huecas por dentro» (Santa Teresa de Jesús, Camino de perfección, 28)
Teresa nos llama a parar un poco; a esforzarnos en cultivar espacios de sosiego y silencio para el encuentro con Dios, aunque al principio cueste un poco: «ponerse en soledad y mirarle dentro de sí y no extrañarse de tan buen huésped, sino con gran humildad hablarle como a Padre, pedirle como a Padre, contarle sus trabajos y fatigas pedirle remedio para ellos, entendiendo que no es digna de ser su hija». Descubrir que nuestro interior es morada de Dios. Pues mirad que dice San Agustín que le buscaba en mucha partes y que le vino a hallar dentro de sí mismo».
Puede costar un poco, porque el mundo actual empuja a la superficialidad en la forma de vivir, de relacionarnos con los demás, con nosotros mismos con todo…Las prisas, el peso de las apariencias y la opinión ajena, la polarización social, el consumismo… son expresiones de ello.
Hermanas Carmelitas