PUES EL AMOR NOS HA DADO DIOS…
«Como nos ama, hácese a nuestra medida» (CV 8,11) Santa Teresa de Jesús.
La humanidad de cristo está en la experiencia espiritual de Santa Teresa y es el corazón de su mensaje. Jesús, la Palabra hecha carne, el Dios vivo y presente en las realidades concretas de la historia personal y del devenir histórico del mundo, es para Teresa el quela llama y enamora, el que se ha dejado llagar por su amor, el que dora las culpas, es el Dios de las misericordias, el Jesús del Evangelio, el del portal de Belén nacido de la Virgen, el que da agua viva a la samaritana, el crucificado y resucitado de carne glorificada, que aún sigue llamando y sanando con su amor a todos aquellos que le encuentran.
Por eso Teresa no se la puede comprender sin esa identidad que manifiesta su nombre, ella es de Jesús, y queda plasmado en una forma veraz y contundente en su vida y en su obra que aun en los rasgos más sencillos y cotidianos son evangelio puro. Ella es Teresa de Jesús y Jesús es de Teresa como nos lo cuenta la bella tradición de aquel niño que vio en las escaleras del Monasterio de la Encarnación y que al final simplemente refleja esa relación transformante de identificación profunda con su Dios amigo.
De estos misterios tiene un acento y características la devoción que la madre fundadora del Carmelo descalzo tuvo la infancia del Señor, dentro de un ambiente de piedad festiva, es bien conocido que la celebración de la Navidad en sus Carmelos tenían un acento de regocijo y alegría particular, en ella las imágenes y la poesía se convierten en los medios externos más eficaces que manifiestan el gozo del misterio celebrado; así vemos que compone coplas que sus monjas cantan acompañadas de tamboriles, castañuelas, panderetas y zambombas en piadosas procesiones.
Hermanas Carmelitas


