Rincón Carmelitano

EL CORAZÓN DE JESÚS

Con la solemnidad del Corazón de Jesús terminamos con esas maravillosas fiestas que nos ayudan a profundizar en nuestra fe, a celebrarla, a agradecer a Dios su inmenso Amor.

Un buen fruto puede ser procurar tener más nuestro pensamiento en Dios. Ya sabéis que el primer mandamiento nos pide amar a Dios con todo el corazón y la mente. La mente está en continua ebullición pensando, pensando, pensando; ¿y adónde se dirige este río imparable de nuestros pensamientos?…¡Ufff!; divaga de aquí para allá sin detenerse demasiado en ningún sitio, habitualmente.

Santa Teresita le confesó a su hermana que no estaba ni tres minutos sin pensar en Dios. Celina quedó asombrada, pero Teresita le dijo que no le costaba ningún esfuerzo porque «se piensa naturalmente en quien se ama». Seguramente a nosotros no nos sale tan espontáneamente y si que tendremos que poner de nuestra parte para canalizar sanamente nuestra mente y no dejarla divagar tontamente de aquí para allá. Es una enorme riqueza nuestro pensamiento; fijaos lo que dice San Juan de la Cruz:»Un sólo pensamiento del hombre vale más que todo el Universo, luego sólo Dios es digno de él».

Procurar enderezar nuestro pensamiento Hacia Dios y sus intereses: el bien de nuestros hermanos, la extensión de su Reino, nuestra santificación, seguro que nos haría mucho bien, nos libraría de tropiezos que el maligno pone sobre todo procurando que pensemos mal, torcidamente. Nos libraría de inquietudes sobre un futuro que no conocemos ayudándonos a centrarnos en el presente, nos libraría de imaginaciones inútiles. El pensamiento es un caudal enorme que hay que saber encauzar para gloria de Dios y bien nuestro y del prójimo.

Hermanas Carmelitas

Comentarios cerrados.