Editorial

Algo nuevo que aprender

Hay un dicho tradicional en nuestro refranero popular que dice así: Nunca te acostarás sin saber una cosa más. Y es cierto que la vida humana esta llena de sorpresas, acontecimientos y noticias inesperadas que hacen que cada jornada de nuestra existencia nos permita descubrir algo nuevo, recordar algo conocido, o actualizar lo aprendido, haciendo que los pequeños detalles nos resulten aleccionadores o enriquecedores.

En ese sentido creo que debe ir también nuestra vida cristiana. No debemos creer nuca que ya conocemos todos de Dios, que nuestra fe no puede crecer ni fortalecerse, que lo que necesitábamos para vivir como cristianos ya lo tenemos claro. Pues caeremos en un gran error que nos llevará a un empobrecimiento, cerrando las puertas a una dimensión de nuestra vida que puede seguir perfeccionándose.

Hace unos días, leí un artículo de un Padre dominico que me ilustró sobremanera. En él expresaba la importancia de que los cristianos vivamos la fe en constante renovación y formación, con el deseo de conocer más a fondo nuestras creencias y admirarnos así de la forma de obrar de nuestro Dios. Acababa su argumentación con una cita especialmente sarcástica, que me pareció muy interpelante. Era una frase de François Mauriac que decía: eso de que Dios prefiere a los necios, son los necios los que lo dicen.

Es cierto, que como ya dijo el Papa Bendicto XVI la fe no es algo racional, pero si razonable. Necesitamos argumentar desde nuestra razón el sentido de nuestra vida entendida, vivida, conducida e interpretada desde la mirada del Evangelio de Jesucristo. Y para ello necesitamos ir adquiriendo nuevos conocimientos sobre la fe, adentrarnos desde la sencillez en el mundo de la teología, conocer el sentido de las celebraciones litúrgicas, comprender en profundidad la Sagrada Escritura… Vivir la fe en un mundo formado como el nuestro es un reto difícil, pero no por ello menos apasionante.

Con el objetivo de que seamos una comunidad cristiana con una fe fuerte y bien edificada, os propongo que compartamos en las próximas semanas las jornadas de formación en las que cada sábado por la tarde nos estamos acercando a la espiritualidad y a la liturgia de la Cuaresma, la Semana Santa y el Triduo Pascual. Soy consciente que nos puede suponer un pequeño esfuerzo, pero además de ser formativo, nos ayuda a comprender el sentido de lo que vivimos y celebramos en estos días centrales para el cristiano en el que actualizamos el misterio pascual de Cristo muerto y resucitado.

Por ello, cada sábado, hasta la víspera del Domingo de Ramos nos veremos en el templo parroquial a las 16:00 h, para aprender cosas nuevas, para adquirir nuevos conocimientos y así poder dar razón de nuestra esperanza, que está arraigada en el Señor resucitado. Quiero invitaros a todos a aprender sobre el sentido y la belleza de la fe de la Iglesia, que sigue resultando novedosa cada vez que la celebramos junto a la comunidad reunida. ¡Os espero!

Quique, vuestro cura.

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