Isabel de la Trinidad
Continuamos con nuestra hermana Isabel de la Trinidad, para irla conociendo un poco más y nos ayude con sus escritos a centrar nuestra vida en Cristo, y lo feliz que es uno cuando encuentra en la vida su verdadero camino.
VOCACIÓN CARMELITANA:
He encontrado el cielo en la tierra en esta querida soledad del Carmelo, donde me encuentro a solas con sólo Dios, a solas con Aquel a quien se ama. Sí, es un cielo anticipado. En la montaña del Carmelo, en el silencio, en la soledad, en una oración ininterrumpida, (pues se prolonga a través de todas las cosas) se vive ya de antemano como en el cielo, dedicada únicamente a Dios. La vida de una carmelita es una perenne comunión con Dios desde la mañana a la noche y desde la noche a la mañana, pues la única ocupación es la de amar y orar. Si Él no llenase nuestras celdas y nuestros claustros ¡qué vacíos estarían! Mas le vemos en todas las cosas porque le llevamos dentro de nosotras mismas.
La vida del Sacerdote, igual que la de la carmelita, es un adviento que prepara la Encarnación en las almas, (y dice como ama intensamente su vocación de carmelita:) » fuera de la vida del sacerdote no veo más santo en la tierra que la vida de la carmelita, ésta ha de ser mediadora con Jesucristo, ofreciéndose a serle una especie de humanidad complementaria en la cual pueda El perpetuar su vida de reparación, de sacrificio, de alabanza y de adoración.
(De las cartas de Isabel de la Trinidad)
Hermanas Carmelitanas.