SANTA TERESA DE LOS ANDES, NOS HABLA DE LA ORACIÓN
Si hay que identificar a santa Teresa de los Andes es la oración, que muy tempranamente se fue apoderando de su ser. A los 6 años, Jesús empezó adueñarse de su corazón. Desde niña cultivaba el silencio y buscaba lugares para estar a solas con el Señor. Su lugar preferido y su refugio era el sagrario. Su primera comunión fue un antes y un después en su camino de oración:» Jesús desde este primer abrazo, no me soltó y me tomó para sí. Todos los días comulgaba y hablaba con Jesús largo rato. A los 14 años Jesús le dijo que la quería Carmelita.
Su camino de oración fue una respuesta al gran amor de Jesús: «Entonces, en lo íntimo de mi alma, de una manera rápida, me hizo comprender el amor que lo hacía salir de sí mismo para buscarme». Para Teresa era una exigencia íntima ser canal de este amor de Dios. ( le dice a su padre) «Quisiera que fuera Jesús su íntimo amigo, en quien depositara su corazón cansado y saciado de sufrimientos.
Su vida irradiaba un hálito de paz y alegría, fruto de su contacto permanente con Jesús: todos lo percibían, aunque en su interior padecía silenciosamente profundas purificaciones que la iban configurando con el Crucificado. A Rebeca, su inseparable hermana, le dice: Seamos hermanita querida, una melodía continua de amor para nuestro buen Jesús.
Teresa nos da un consejo: » Es cierto que a veces no tengo mi oración. Pero mi vida ( puedo decir) es una oración continuada: pues todo lo que hago, lo hago por amor a Jesús. » Hagamos de nuestra vida » una oración continua.
¡Oh Jesús, te amo; te adoro con toda mi alma! quiero, esposo adorado, vivir escondida, desaparecer en Ti. Enséñame a sufrir amando, con alegría, con humildad. Madre mía me pongo en tus brazos maternales para que tú me coloques en los de Jesús. Me abandono en Él. Solo Tú, Jesús, eres el único capaz de enamorarme.
Que Santa Teresa de los Andes, nos ayude a tener ese trato amor a Jesús, para vivir en esa oración continua desde amor.
HERMANAS CARMELITAS
