Rincón Carmelitano

¡¡Y dentro de unos días se nos termina el año y comenzamos otro.

Ya nos hemos deseado en Navidad un nuevo año lleno de paz y prosperidad; y está muy bien, pero aparte de esos buenos deseos, es una oportunidad para que recordemos más detenidamente que el tiempo es una realidad que pasa; nadie ni nada puede impedir este paso del tiempo (¡menos mal!), y ese paso del tiempo nos va acercando a nuestro destino final: el encuentro definitivo con Dios.

Merece la pena aprovechar este tiempo que tenemos para disponernos a ese maravilloso encuentro. Ojalá no estemos demasiado feos y legañosos, sino que Jesús haya podido imprimir en nosotros algo de su infinita belleza.

Quizá más de uno nos veamos muy lejos de esto y pensemos que ya no podemos recuperar el tiempo desperdiciado, malgastado en fruslerías y vanalidades, pero para nuestro consuelo, Santa Teresa afirma que, si nosotros no podemos recuperar el tiempo perdido, Dios si puede:

«Entiende mi alma, mirando el tiempo perdido, cómo en un punto podéis Vos, Señor, que le torne a ganar. Paréceme que desatino, pues el tiempo perdido suelen decir que no se puede tornar a recobrar. Si sois poderoso, como lo sois, ¿qué hay imposible al que todo lo puede? Recuperad, Dios mío, el tiempo perdido con darme gracia en el presente y porvenir, para que parezca delante de Vos con vestiduras de bodas, pues si queréis podéis»

Os deseamos a todos la gracia de vivir intensamente cada día de este nuevo año que Dios nos quiera conceder: haciendo lo que El quiere y queriendo lo que El hace.

Hermanas Carmelitas

Comentarios cerrados.