HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO
Nos dice la Santa:» Antes que os diga lo que se gana, os quiero declarar lo mucho que ofrecéis, no os llaméis después a engaño y digáis que no lo entendistes. Pues no hayáis miedo que sea su voluntad daros riquezas ni deleites, ni grandes honras, ni todas estas cosas de acá; no os quiere tan poco, y tiene en mucho lo que le dais y os lo quiere pagar bien, pues os da su reino aun en vida. ¿Queréis ver como se ha con los que de veras le dicen esto? Preguntadle a su Hijo glorioso que se lo dijo cuando la oración del huerto. Como fue dicho con verdad y de toda voluntad, mirad si la cumplió bien en lo que le dio de dolores y trabajos y injurias y persecuciones, en fin, hasta que se le acabó la vida con muerte de cruz. Pues veis aquí, a quien más amaba lo que dio. Por donde se entiende cuál es su voluntad. Mirad lo que hacéis; procurad que no sean palabras de cumplimiento las que decis a tan gran Señor, sino esforzaos a pasar lo que su Majestad quisiere; que otra manera de dar la voluntad es mostrar la joya y decir que la tomen, y cuando extienden la mano para tomarla, guardarla vos muy bien.»
La verdad es que el panorama que nos pinta la Santa no es muy atrayente, y casi que nos puede cruzar por el pensamiento: pues más vale no rezar esta oración. Pero ese es el único camino para llegar al inmenso bien que más adelante nos dirá, como fue para Jesús el camino para llegar a la Resurrección.
Hermanas Carmelitas