Editoria

EL ESPÍRITU SANTO NO ESTÁ EN CUARENTENA

En las últimas semanas han circulado por redes sociales, algunas campañas lícitas, pero no del todo honestas, en vistas a la necesidad que tienen los fieles de volver a recibir la Sagrada Comunión y tener el sacramento de la Eucaristía. Campañas como #abran las iglesias o “devolvednos la misa”…me merecen algún comentario al respecto que me gustaría compartir con vosotros. La verdad que parecen más intrépidas defensas que sosegadas propuestas y siempre disparan contra alguien. Me da la sensación de que hay mucha estrategia interesada encerrada en ellos. Las propuestas son siempre necesarias, y más en este tiempo de grave dificultad, pero deben estar cargadas de creatividad y buena conciencia y no todo lo contrario.

El imperativo “¡Devolvednos la misa!” es una expresión “poco feliz” porque estaría dando pie a que esta decisión, no sólo sería incorrecta, sino que obedecería a una voluntad no del todo recta, de quitarle al pueblo de Dios algo indebidamente. En ese sentido, alguien puede creer que la decisión de suspender el culto con asistencia de fieles no ha sido una decisión dificilísima” y absolutamente dolorosa para todos para los Obispos, para nosotros los sacerdotes.

No estamos cómodamente apoltronados detrás de una cámara. Este tiempo, en el que estamos distanciados físicamente, no me digáis que no estamos experimentando la cercanía de la fe, de la oración, de la comunidad cristiana que se mantiene unida en el Señor…Es una hermosísima posibilidad que nos está abriendo límites insospechados pero tiene un límite muy grande, necesitamos reunirnos para celebrar la Eucaristía, esto es evidente, y pronto si Dios quiere lo podremos empezar ha hacer.

Pero ante todo debemos ser ciudadanos responsables y cuidar del rebaño encomendado. No se tomó esta decisión ni por cobardía, ni por miedo y menos aun por falta de fe. Ha sido una decisión pastoral, fruto de un acto de gobierno que supone un discernimiento espiritual muy serio, y que los obispos, fruto de esta responsabilidad nos han transmitido a sus sacerdotes.

¿Os habéis parado a pensar en la razón de fondo de todo esto? Esa razón es cuidar la vida de personas, más vulnerables, en riesgo real de contagio de un virus que puede llegar a ser muy grave, hasta el punto de suponer la muerte de quien se contagia. Cuidar la vida, salvar la vida, toda vida vale. Es una razón de fondo, no es una cuestión peregrina. Hay que sopesar esto. Me parece que se pasa rápidamente por encima de ella si se banaliza la amenaza grave que supuso y supone el COVID-19.

Todos echamos de menos las celebraciones comunitarias. Apreciamos las celebraciones por streaming, máxime cuando aquí en nuestra parroquia casi podemos decir que somos pionero o espejo en el que muchos se han mirado… pero bien sabemos que nunca van a sustituir la liturgia compartida, aunque sí lo hace para los impedidos y enfermos que no pueden salir de sus casas, y, en eso estamos, en ese excepcionalidad.

El Espíritu Santo no está en cuarentena y sigue animando a nuestra comunidad, a toda la iglesia. Creo que aquellos que han criticado las decisiones de los obispos, deberían ampliar la mirada y ver mejor la gracia que está pasando en nuestras comunidades cristiana, porque la Eucaristía es fuente y culmen de la vida cristiana. Habría que ver cuánta vida cristiana en este momento está hermosamente desplegándose como respuesta de fe a este desafío que es la cuarentena por el COVID-19”.

Raúl García Adán

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