PRIMERAS COMUNIONES
Este domingo la comunidad parroquial está de fiesta por la primera Comunión de algunos de nuestros niños.
Recordamos la evocación que hace santa Teresita de su primera Comunión:
«¡Ah! Qué dulce fue el primer beso de Jesús a mi alma. Fue un beso de amor, me sentía amada, y decía a mi vez: «Os amo, me entrego a Vos para siempre».
No hubo ni peticiones, ni luchas, ni sacrificios. Desde hacía mucho tiempo Jesús y la pobre Teresita se habían mirado y se habían comprendido… Aquel día no era ya una mirada, sino una fusión. Ya no eran dos. Teresa había desaparecido, como la gota de agua que se pierde en el seno del océano. Sólo quedaba Jesús, Él era el dueño, el rey.
Era demasiado grande su alegría, demasiado profunda para poder contenerla. Deliciosas lágrimas la inundaron pronto, con gran asombro de sus compañeras, que se decían más tarde unas a otras: ¿por qué ha llorado? ¿Había algo que le disgustaba? ¿No sería por no ver junto a sí a su madre, o a su hermana la carmelita a quien tanto ama?» No comprendían que viniendo a mi corazón toda la alegría del cielo, este corazón desterrado no podía soportarla sin derramar lágrimas…»
¡Qué bueno sería si cada comunión fuera para nosotros como una primera Comunión, en la que tomáramos conciencia de que viene a nosotros «toda la alegría del cielo» y esto nos ayudara a sobrellevar con paz la pequeña o gran cruz de cada día!
Deseamos a nuestros comulgantes que esta primera Comunión sea el inicio de una verdadera amistad con Jesús.
Hermanas Carmelitas