Caminar
Iniciar una nueva ruta siempre supone un reto para aquel que se pone en camino por primera vez, y más aún si se desconocen los refugios para el descanso, dónde están ubicados y los compañeros del viaje son personas nuevas a las que hay que conocer y ayudar (y escuchar) en el día a día del viaje.
Algo parecido a esto, está siendo mi experiencia en este camino iniciado en Villar hace pocos días junto con esta comunidad cristiana. Un guía de viaje con zapatos nuevos y escasa experiencia está al frente de esta expedición. Pero no me faltan ganas, motivación e ilusión, componentes básicos para llevar a cabo esta tarea. Y un libro de ruta cuyo contenido es exigente, pero precioso en los retos diarios que va proponiendo: el Evangelio.
El nuevo curso que está a las puertas va a suponer para esta Parroquia de Ntra. Sra. de la Paz un camino exigente, escarpado, lleno de desniveles (rochas) y con alguna que otra sorpresa; pero no podemos dejar de caminar.
Nuestra actitud fundamental debe ser el buen ánimo, la alegría y motivación constante para sobreponernos a cada etapa que traerá consigo nuevas experiencias, situaciones extraordinarias y que además nos exigirá un compromiso mayor en algunos puntos que poco a poco os iré explicando. Sabemos de antemano que además llevamos en la mochila al lastre Covid-19, que no nos va a poner las cosas fáciles.
Quiero hoy, con mirada limpia y optimista, animaros a reemprender este camino de fe, que es el camino de nuestra vida.
La mayor pobreza de un cristiano es hacer el camino solo, y creo que independientemente de las pandemias o las dificultades, no debemos dejar que ningún creyente de Villar se aísle de nuestra comunidad, no nos resignemos a que nuestra Iglesia se empobrezca o se debilite. Es el momento de animarnos, de salir y reemprender la misión evangelizadora que es propia de los creyentes.
Cada uno llevamos nuestra mochila, cargada con muchas cosas, motivaciones, sufrimientos, inquietudes… Y con el tiempo, se irá volviendo más pesada, pero como familia, como comunidad de fe, nunca faltará una mano de hermano que nos empuje, que cargue con nosotros y nos anime a seguir el camino. Además el Señor nos irá auxiliando con un sustento de especial importancia, la Eucaristía, ese alimento que robustece y levanta las fuerzas y los ánimos que decaen por el cansancio y la dificultad.
Contamos también con un bálsamo de especial eficacia: la oración, un hábito que vamos a cuidar con especial interés, porque sus beneficios son mucho mayores de lo que podemos imaginar.
En toda esta aventura, de la cual desconocemos la mayoría de las cosas, solo tenemos una certeza: sabemos que al final está Jesús, vivir con Él, la vida plena y feliz en su presencia. Con esta seguridad, caminemos, reemprendamos este sendero que con solo conocer el final ya suena apasionante.
Cojamos la mochila, y sintiéndonos peregrinos, como parroquia, que resuene en nuestro corazón la frase de Santa Teresa: «juntos andemos, Señor, por donde vayas tengo que ir, por donde pases tengo que pasar.»
Quique, vuestro Párroco.