Editorial

Asamblea Pastoral

En los próximos días nuestra comunidad cristiana empieza un tiempo de estudio y análisis de la realidad de nuestra parroquia. Nos encontramos en un proceso de transformación social y cívica muy profundo, y nuestra comunidad cristiana no puede desoír estos signos de los tiempos que nos piden una adaptación a las exigencias y necesidades de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Ellos, en muchas ocasiones aun sin saberlo, continúan necesitando del mensaje liberador del Evangelio de Jesucristo.

Nuestra llamada como cristianos es a convertirnos en piedras vivas de un ensamblaje cambiante y sometido a constantes reestructuraciones como es la Iglesia. Como comunidad, somos conscientes que en este momento concreto la Iglesia que camina en Villar del Arzobispo tiene que responder a las necesidades y a los retos que nuestra sociedad nos plantea. Necesitamos detenernos y examinar a conciencia qué necesitamos, con qué contamos y cuáles son los retos que se nos plantean a medio plazo.

Iniciamos un tiempo que quiere hacer balance y concretar cuál es el camino a recorrer para los próximos cursos, cuáles son las necesidades, prioridades y tareas que la parroquia debe llevar a cabo en cada una de sus dimensiones y áreas, para que cristalice en nuestra comunidad y en nuestro pueblo la razón de ser de la Iglesia: la Evangelización.

En este tiempo todos tenemos un papel importante, una responsabilidad que ejercer, una palabra que aportar. Desde cada una de las áreas pastorales con las que cuenta la parroquia se han elegido diversos representantes para que puedan oírse todas las voces, y podamos compartir las inquietudes y las preocupaciones de todos los que nos sentimos parte de esta longeva y compenetrada comunidad cristiana.

Debido a la situación sanitaria no es posible llevar a cabo una gran asamblea parroquial, pero nadie debe sentirse ajeno a este proyecto que se inicia con ilusión y con deseo de mejorar en nuestra misión de anuncio de Jesucristo. Si deseamos contribuir, la mejor forma de hacerlo será a través de nuestra oración, y de nuestra aportación a través del sacerdote o de las personas que forman parte de este equipo de trabajo integrado por más de 40 miembros.

Este proceso requiere rigor, disciplina y una comunidad que trabaje unida para llegar a formular una propuesta con sentido y con realismo, lejos de proponer metas inconsistentes y objetivos utópicos. No queremos llegar a una declaración de buenas intenciones, sino que queremos poner en marcha mecanismos claros a través de los que llevar a cabo una propuesta de vida cristiana con sentido. Queremos que la parroquia, cada uno de sus miembros, recuperemos la motivación y las ganas de hablar de nuestra fe y de Jesucristo, como aquello que nos ha hecho encontrar el sentido a la vida, la alegría y la esperanza ante un mundo vacío y apagado en el que pocas cosas tienen consistencia.

Empecemos por orar, por acercarnos desde el corazón a nuestro Dios que nos habla, que nos anima y que quiere que le anunciemos ante toda la tierra. Que el Señor escuche la fuerza orante de esta comunidad parroquial que quiere ser cada día más Iglesia para anunciar con gozo esta buena nueva: Cristo, el Hijo de Dios, por amor a nosotros ha muerto y ha resucitado, abriéndonos las puertas de la salvación y de la Vida Eterna.

Que nuestra madre, María, Reina de la Paz, vaya por delante de nosotros y nos ayude a vivir dispuestos a ser anunciadores de Cristo en el mundo.

Quique, vuestro Parroco.

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