Editorial

Retos para un 2021 apasionante

Empieza un nuevo año y con ello el deseo de proyectar nuevos objetivos y propósitos para el 2021 que acabamos de empezar. Resulta especialmente complejo en mitad de esta pandemia establecer objetivos muy ambiciosos o de especial relevancia. Sin embargo, la vida de nuestra comunidad cristiana necesita también hacer balance y redimensionar los retos y necesidades que la situación actual ha puesto de manifiesto. Siendo realistas, son muchas las limitaciones y dificultades que encontramos para que nuestra actividad pastoral se estabilice. No obstante, creo que en este 2021 podemos asumir tres modestos objetivos a través de los cuáles fortalecer nuestra vida de fe, ejercitar nuestro compromiso misionero y consolidar nuestra vinculación con la comunidad parroquial.

Puede ser un buen año para que, en el seno de nuestra comunidad cristiana se cuide, cultive y ponga en valor la vida de oración. En nuestro mundo acelerado y dinámico generalmente no encontramos tiempo para detenernos y entablar una conversación sincera y fluida con el Señor. El 2021 puede ser una oportunidad para adquirir un compromiso orante y fortalecer el vigor de nuestra vida espiritual. La adoración eucarística, la lectura orante de la Palabra de Dios, y la oración de intercesión por las necesidades del mundo y de la Iglesia pueden ayudarnos a tener esta experiencia de diálogo y encuentro con el Dios cristiano. En esta dimensión el Señor nos está ofreciendo una oportunidad de crecimiento para el año que iniciamos. No desperdiciemos esta oportunidad.

También 2021 puede resultar un año provechoso para despertar y ejercitar la dimensión misionera de nuestra fe. Como creyentes no podemos olvidar que estamos llamados a anunciar la buena noticia y a dar testimonio del evangelio de Cristo. Y esto ahora tenemos la posibilidad de hacerlo en nuestra propia casa, en nuestra propia familia, incluso en el matrimonio. Quizás estos días en los que la vida social se está viendo limitada y reducida, el lugar donde ser testigos de la fe sea allí donde vivimos y compartimos el día a día. Que nuestra fe sea siempre propositiva, optimista, agradecida con aquellos con quien vivimos. En cada uno de nuestros familiares, en nuestra propia casa, estamos llamados a ejercitar este sentido misionero de la Iglesia.

Por último, este tiempo en el que incluso la vida pastoral se ve limitada y condicionada, nos ofrece la posibilidad para valorar la comunidad parroquial, para hacer un buen análisis del estado de la misma, y así poder consolidar las áreas más débiles y discernir cuales son los campos que en este momento pueden ayudar más en el trabajo pastoral y evangelizador que se espera de la comunidad cristiana. En los meses que llevamos marcados por la pandemia, nos hemos dado cuenta de la importancia de compartir la fe, de vivirla en comunidad. Que estos meses no la puedan debilitar, al contrario, que salgamos de esto más capaces y más motivados, con más sentido de Iglesia, que trabaja unida para llevar a cabo la construcción del Reino de Dios en el Villar.

Que el Señor os bendiga en el nuevo año que empezamos. Feliz 2021 a todos.

Quique, vuestro cura.

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