Editorial

Mayo, mes de la Vida Nueva

Llegada la primavera, y con ella la Pascua. La Iglesia celebra los signos de la nueva vida en Cristo que se manifiesta en multitud de aspectos y realidades. La vida comunitaria, el tiempo, la realidad eclesial, la naturaleza, todo parece hablarnos de una vida que renace y se renueva. Lo que Cristo nos comunica en su resurrección, nos lega a nosotros a través de estímulos, olores y colores, celebraciones. Todo habla durante estas semanas primaverales de la vida que Dios nos transmite y nos regala.

Este tiempo de pandemia nos ha obligado a que muchas celebraciones de estas semanas se reduzcan o aplacen, mermando la visibilidad externa que va ligada a nuestra cultura y a la forma natural de los cristianos de vivir la fe. Por ello, desde la parroquia hemos decidido en la medida de lo posible continuar transmitiendo esta alegría y este sentido vitalista que acompaña a la vivencia de la fe cristiana.

Una de las iniciativas que vamos a materializar es la de realizar una cruz de mayo, una cruz decorada con flores y hojas verdes que nos acerque al sentido triunfal de la cruz, vista ya a la luz de la Pascua. Es esta una tradición muy antigua que nos recuerda cuando el 3 de mayo se celebraba la fiesta de la “invención de la santa Cruz”, memoria litúrgica hoy desaparecida por la duplicidad que suponía con la fiesta de la exaltación de la cruz que se celebra el 14 de septiembre.

Decorar la cruz es un signo pascual por excelencia, que nos recuerda el triunfo de Jesús resucitado de entre los muertos. La cruz, que era el instrumento de muerte y tortura del que había pendido el cuerpo muerto de Jesucristo, ahora se convierte un símbolo de la victoria de Dios, que nos hace ver desde la resurrección un signo de esperanza, de triunfo, de vida. La cruz junto a las flores y las plantas unen los signos teológicos de la pascua, con los signos de la pascua cósmica. No solo lo religioso nos muestra la gloria de Dios, sino también las plantas, los árboles, el orbe se contagia de esta vida nueva que trae Jesucristo.

La cruz de mayo este año quiere que en Villar los cristianos nos dejemos sorprender por lo nuevo, y que este signo externo (a lo que ya no estamos acostumbrados) manifieste la vivencia de la comunidad en estos días festivos de la Pascua, que muestre a todos aquellos que se acerquen a la Parroquia que esta comunidad cristiana, esta porción de la Iglesia que camina en Villar del Arzobispo, está viviendo con gozo la gran fiesta de la Pascua, la fiesta que da sentido a nuestra fe. Que este signo sea acogido con agrado entre nosotros, y así podamos realizarlo muchos años más junto con otras celebraciones que nos sirvan para exteriorizar la alegría y la fiesta de la resurrección del Señor.

Quique, Vuestro Cura

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