Queremos agradeceros vuestra presencia y participación en la Eucaristía para nuestra hermana Mª Jesús. Nos sentimos acompañadas por la Comunidad parroquial y los sacerdotes que concelebraron con don Enrique. Precisamente quizá el rasgo más sobresaliente de su última etapa en esta vida fue su gran aprecio por la Eucaristía. No quería dejarla por nada del mundo, aunque había que levantarla temprano. Solamente los cuatro últimos días ya le fue imposible asistir.
Según confesamos en el Credo «creo en la comunión de los santos», seguimos unidos a los que parten para el Paraiso, y ellos quieren y pueden ayudarnos con su intercesión ante Dios. Podemos pedir la intercesión de nuestra hermana para que podamos valorar mejor lo que significa y vale la Eucaristía. Lo natural sería que un cristiano que tuviera esa posibilidad, asistiera diariamente, y afortunadamente en Villar disfrutamos de ese privilegio, cosa que ya no todos los pueblos tienen. Poder y no querer…habría que revisar la fe que se tiene y ver si nos creemos de verdad lo que la Iglesia nos dice. La Eucaristía es la actualización del Misterio Pascual de Cristo : muerto por nuestros pecados, resucitado para nuestra justificación. Y cada día necesitamos a Jesús como Salvador, pues sólo El nos puede salvar. Y luego el encuentro de la Comunión; podemos no sentir nada, ninguna emoción especial, pero la fe nos dice que realmente recibimos a Cristo en nuestra morada interior,y como dice Santa Teresa «con tan buen Amigo nada hay que temer». Es el acto más grande que se realiza sobre la tierra, y Dios nos da la oportunidad de participar en él sin otro trabajo que ir al templo. Es verdad que se pueden tener cosas importantes que hacer, pero si damos prioridad a la Eucaristía, El hará que podamos llegar con paz a todo, pues no se deja ganar en generosidad.
Deseamos animaros a participar en la Eucaristía diaria, porque es el tiempo mejor empleado. Si se os ponen delante muchos inconvenientes, seguramente está por medio ese astuto enemigo que no le interesa para nada que lo hagamos. Invocad al Espíritu Santo y El allanará los caminos. Y a los que ya tenemos la fortuna de hacerlo, animarnos unos a otros a participar cada día con más deseo y atención.
Hermanas Carmelitas