EN LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI
En esta fiesta tan entrañable para los cristianos, no podemos menos de hablar sobre este Cuerpo entregado que se hace nuestro alimento en la Comunión, nuestro Compañero siempre presente y atento en todos los Sagrarios del mundo. La verdad es que sin la Eucaristía ¡qué frío e inhóspito sería esta tierra, que tristón y cansino el camino de la vida! Pero está El dando sentido a todo, irradiando amistad, ternura, comprensión, acogida incondicional; y no de manera etérea y difusa, sino mediante un pan que comemos, una presencia localizada muy concretamente : ahí en el Sagrario está realmente Jesús de Nazareth.
Todos los santos han sido grandes devotos de la Eucaristía, como no podía ser menos, pero algunos lo han sido con una gran intensidad. Entre ellos Teresa de Jesús. Las referencias a la Eucaristía están diseminadas por sus escritos; especialmente habla de ella cuando comenta la petición del Padre Nuestro: Danos hoy el pan de cada día. Os ofrecemos como un hermoso botón de muestra:
«¿Pensáis que no es mantenimiento aún para estos cuerpos este santísimo Manjar, y gran medicina aún para los males corporales? Yo sé que lo es y conozco una persona de grandes enfermedades que estando muchas veces con graves dolores, como con la mano se le quitaban y quedaba buena del todo, esto muy ordinario, y de males muy conocidos que no se podían fingir ( habla de ella misma); mas esta persona habíala el Señor dado tan viva fe, que cuando oía a algunas personas decir que quisieran ser en el tiempo que andaba Cristo nuestro Bien en el mundo, se reía entre sí, pareciéndole que teniéndole tan verdaderamente en el Santísimo Sacramento como entonces, que ¿qué más se les daba?»
Es una buena ocasión esta fiesta para pedir al Señor que nos aumente la fe en su Presencia tan real, tan viva, tan cercana, tan sanadora, tan consoladora. ¡Y no tanto para que nos quite las enfermedades y dolores como a Teresa!, sino para que nos de la salud del alma que esta nunca se acabará, se eternizará.
Hermanas Carmelitas
