Hacer balance
Después de un año, creo que es oportuno hacer un balance objetivo de mi ministerio pastoral junto a esta comunidad parroquial de Villar del Arzobispo. Un año da para mucho (dirían algunos) aunque para mi, ciertamente, no ha dado los frutos que a mi (quizás ambiciosamente) me hubiese gustado. Un año complejo, por muchos motivos: por la Pandemia de Covid que nos ha ido atemorizando constantemente. y que ha tocado de cerca a muchas familias de nuestra comunidad; por mis dificultades y limitaciones dada mi inexperiencia como párroco, por los reajustes que hemos tenido que realizar a nivel organizativo, económico, etc. Un año en el que podemos decir que hemos aprendido y hemos crecido.
A mi me gustaría, en primer lugar, y por encima de todo, daros las gracias. Gracias por ser siempre comprensivos, por acompañarme en todas mis iniciativas, por soportar mis manías y minuciosidades., por hacer el esfuerzo de respetar mis decisiones y acogerme cuando era un desconocido para vosotros. Siempre me he sentido respaldado por las personas de la comunidad y del consejo pastoral, y esa ayuda es impagable. El agradecimiento es la forma de vida de aquel que tiene fe, que vive constantemente en presencia del Señor. Yo por esta comunidad me veo obligado a dar siempre gracias a Dios. Por vuestro testimonio, por vuestra firmeza, por vuestra participación tan activa en la liturgia y en el canto ( eso es un regalo enorme, pues es un don en peligro de extinción en la mayoría de parroquias), por tantos detalles que hacen a la Parroquia de Villar única e irrepetible.
Quisiera también pedir perdón. Perdón por mis descuidos, por mis enfados, por mis gestos inoportunos o inadecuados. Hay un dicho valenciano que dice “gent jove, pa blanet”… Pues ya sabéis que tener un cura joven tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Pido perdón por todo aquello que haya podido pareceros inadecuado, ofensivo o impropio de un sacerdote. No solo en nuestra vida se manifiesta la grandeza de Dios, sino también la debilidad humana Especialmente quiero pedir perdón a los enfermos y a aquellos que por problemas de movilidad no pueden participar activamente de la vida de la comunidad. Sé que os he tenido quizás un poco olvidados, pero me comprometo a aumentar mis visitas ahora que la vacunación parece estar un poco más avanzada.
Por último quisiera haceros una petición o una propuesta comunitaria para este próximo año. Que hagamos un esfuerzo por vincularnos a la Eucaristía de cada día, que la veamos como un regalo. Quizás haya algunas tentaciones ahora que llega el invierno, hace frío… Pero el Señor nos sigue esperando. Cada día nos regala el oído con su palabra, nos ofrece su pan partido, sale a nuestro paso para fortalecer la vida y la fe de todos sus hijos. ¿Cómo vamos a perder esta oportunidad?
Quique, vuestro cura.