COMENZAMOS EL ADVIENTO
Y ya comenzamos el Adviento. Debemos prepararnos para la Navidad, pero no sólo nosotros. La Santísima Trinidad también vivió el Adviento. Fué allá por los remotos tiempos antes del tiempo, y San Juan de la Cruz nos lo cuenta así en su Romance. Sorprendió esta conversación entre el Padre y el Hijo:
«El Padre con amor tierno / de esta manera decía: / -Ya ves, Hijo, que a tu esposa / a tu imagen hecho había, / y en lo que a ti se parece / contigo bien convenía; / pero difiere en la carne, / que en tu simple ser no había. / En los amores perfectos / esta ley se requería, / que se haga semejante / el amante a quien quería, / que la mayor semejanza / más deleite contenía; / el cual, sin duda, en tu esposa / grandemente crecería / si te viere semejante / en la carne que tenía. / – Mi voluntad es la tuya / -el Hijo le respondía-, / y la gloria que yo tengo / es tu voluntad ser mía; / y a mí me conviene, Padre, / lo que tu Alteza decía, / porque por esta manera / tu bondad más se vería; / veráse tu gran potencia, / justicia y sabiduría; / irélo a decir al mundo / y noticia le daría / de tu belleza y dulzura / y de tu soberanía. / Iré a buscar a mi esposa, / y sobre mí tomaría / sus fatigas y trabajos, / en que tanto padescía; / y por que ella vida tenga / yo por ella moriría, / y sacándola del lago, / a tí te la volvería.»
Nuestra más rendida gratitud al Padre por su maravillosa decisión, y al Hijo por su gozosa aceptación, y ya veremos otro día lo que hace el Espíritu para llevar esto a cabo…Ahora que estamos con la sinodalidad, podemos ver en la Trinidad su realización perfecta.
Vivamos un santo Adviento:
Hermanas Carmelitas