Editorial

Si tanto os debe el Villar …

Virgen triunfante y gloriosa, acogednos amorosa cuando os vamos a buscar…

Hay días y celebraciones que acuñan la identidad de un pueblo y de una comunidad cristiana. Es lo que ocurre en Villar con la llegada de la fiesta de nuestra madre, la Virgen de la Paz. Alrededor de la madre se pone en marcha todo el engranaje social, asociativo, pastoral, y comunitario de Villar del Arzobispo. Es un pueblo movilizado y animado por la devoción que secularmente le profesa este pueblo a su patrona.

Son días marcados por el reencuentro, por la celebración, por la alegría de todos aquellos que son congregados por la Virgen: familias, grupos de amigos, villarenses ausentes, sacerdotes vinculados a Villar del Arzobispo… Todo nos lleva a cruzar la mirada con el tierno rostro de nuestra madre, dejándonos acariciar por ella, y sintiéndonos por la Virgen queridos, comprendidos, y acogidos.

Desde estas líneas de la hoja parroquial quero aprovechar como párroco para invitaros a que nos unamos en la celebración de nuestra fe, agradeciendo la ayuda e intercesión que la Virgen de la Paz derrama sobre su pueblo, sus hijos, sus familias… Una acción de gracias que podemos vivir de forma única en la celebración de la Eucaristía, que es el centro de esta fiesta de la Virgen. En las tres misas del día de su fiesta, vivimos, expresamos y agradecemos nuestra fe, que nos hace sentirnos hermanos, miembros de una misma comunidad cristiana, e hijos de esta buena madre.

Ya por la tarde, esto celebrado en la Eucaristía lo expresaremos y manifestaremos públicamente en la solemne procesión de la venerada imagen de la Virgen. Participar en ella no solo muestra de nuestra devoción, sino también manifestación de nuestra fe, y deseo de que la bendición de Dios a través de su madre llegue hasta cada hogar de nuestro pueblo.

Sin embargo, este año, pese a que las circunstancias de la pandemia han mejorado, y podemos ir normalizando la celebración de las fiestas patronales, no podemos olvidar que cuanto hacemos debemos hacerlo con responsabilidad, y evitando correr todo tipo de riesgos. Os pido que evitemos aglomeraciones, que seamos especialmente prudentes, que cuidemos las medidas en todo momento, especialmente el uso de la mascarilla, de forma que la fiesta de la Virgen, al menos en lo religioso, no suponga un empeoramiento a nivel sanitario de nuestro pueblo. Esto es lo que este año también nos pide la Virgen.

Espero que sean días de gozo y alegría, los mismos sentimientos que María comparte con nosotros al ver congregados a su alrededor a todos sus hijos. Para mí como párroco, es también un privilegio poderla vivir y compartir con vosotros. María, nuestra madre de la Paz vuelve a tendernos su mano para que depositemos en ella nuestros ruegos, oraciones y agradecimientos del Villar, un pueblo que en vos confía, no lo desechéis de vos…

¡Viva la Virgen de la Paz!

Quique, vuestro párroco.

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