Rincon Carmelitano

VIVIR JUNTO A LA CRUZ

     Déjame vivir al pie de la cruz sin pensar en mí, sin nada querer ni desear, más que mirar enloquecido la sangre divina que inunda la tierra…

  Déjame, Señor, llorar, pero llorar de ver lo poco que puedo hacer por Ti, lo mucho que te he ofendido estando lejos de tu Cruz… Déjame el olvido en que te tienen los hombres,aun los buenos…

   délame, Señor, vivir al pie de la Cruz…, de día, de noche, en el trabajo, en el descanso, en la oración, en el estudio, en el coer, en el dormir, siempre, siempre

  Qué lejos veo el mundo, cuando pienso en la cruz. Qué corto se me hace el día cuando lo paso con Jesús en el Calvario. Qué dulce y tranquilo es el sufrimento pasado en compañía de Jesús crucificado.

  ¡Ah!, la locura de la cruz, ¡quién la tuviera! ¡ Ah!, si el mundo supiera el tesoro de la cruz, cómo cambiarían los hombres.

 ¡Ah! , si Dios no permitiera que yo le ofendiera! Y siempre lo hago cuando de su cruz me separo, qué feliz sería yo entonces.

 Por eso Señor, agarrado a ella con todas mis fuerzas, junto mis lágrimas a tu Sangra y gritando con gemidos y aullidos, queriendo volverme loco, loco… por tu santísima Cruz, óyeme, oh, Señor, atiéndeme y no desprecies mis suplicas. Limpia con el agua de tu costado mis pecados enormes, mi falta, mis ingratitudes; llena mi corazón con tu sangra divina y sosiega mi alma que no cesa de clamar: «déjame, Señor, vivir junto a tu cruz, y no permitas que de ella me separa».

   (De los escritos del Hº Rafael)

  Todos tenemos nuestra cruz, pero si la unimos a la de Cristo, sentiremos una paz muy grande incluso gozar de sufrir unidos a Él. Y nos sentiremos amados por Dios, a pesar de nuestra pequeñez y miserias. Es una alegría dulce y serena, cuando nos abandonamos de veras en sus manos.

                                                                 HERMANAS CARMELITAS

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