HERMANA TERESA DE CRISTO CRUCIFICADO
El 10 de mayo al anochecer, nos dejaba nuestra hermana Teresa, y marcha a la Casa del Padre; Teresa ya ha participado de la Pascua de Cristo, porque ha pasado de la muerte a la Vida, se ha unido a su Esposo «Cristo Crucificado» y Glorificado.
Nuestra hermana Teresa iniciaba su vida guiada por el Espíritu…El Espíritu que desde su bautismo la acogió como hija de la Iglesia. Por ello, en la Iglesia aprendió a reconocer al Espíritu Santo, y buscar su experiencia de amor esencial que mana del mismo Dios Trino. Y Allí, siendo hija de la Iglesia, empezó a reconocer verdaderamente a Dios, a interiorizar una fe recibida ya en su infancia y la niñez, y a dejar que su vida quedase configurada y condicionada por la acogida del Evangelio, del que ella alimentaba su vida espiritual diariamente. Y como últimamente no podía bajar todos los días a la Eucaristía, por su estado de salud, en recreo nos pedía que le comentáramos de la Homilía que nos hacía D. Enrique, que a ella tanto le gustaba.
H Teresa, al fallecer su marido, seguía creciendo en ella el amor apasionado por Cristo, y se decidió dar un paso adelante, por una tan apasionada opción, como ella era; la vida religiosa, como Carmelita Descalza en nuestra comunidad, una vida de silencio, oración, y vida comunitaria. En la vida de clausura Teresa hizo la experiencia más íntima y más autentica del Amor de Dios Ese amor del Espíritu, que en la Iglesia había experimentado y encontrado, y el amor de Cristo que en su matrimonio había cultivado y testimoniado, ahora es un amor vivido, y disfrutado compartido en el corazón de la Iglesia y con sus hermanas.
Sí, la vida de nuestra hermana Teresa ha sido una dinámica, experiencia, y una comunicación del amor de Dios. Una vida en presencia, en confianza y entrega al amor de Dios Trino. En ese amor Teresa nos ha dejado, para vivirlo ya en plenitud.
Todos lo/as que la conocimos hemos visto en ella como transmitía, amor, terna, espontaneidad, ilusión, deseos de ayudar con sus palabras etc. Estaba muy orgullosa de su vocación, y le daba muchas gracias a Dios, por el inmenso regalo que ella no se merecía, y se emocionaba cuando nos lo comunicaba.
Pidamos que ya esté gozando con » Cristo Crucificado» su verdadero Esposo, e interceda ante nuestro Dios y la Madre del Carmelo por la Iglesia, nuestro párroco y todo el pueblo de Villar, por esta comunidad, para que vivamos con fidelidad nuestra vocación al servicio de la Iglesia y santificación de los sacerdotes… Y que el Señor nos envíe nuevas vocaciones.
Gracias a todos y todas las que no habéis acompañado con vuestra oración y cercanía.
HERMANAS CARMELITAS