Rincón Carmelitano

SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS, PATRONA DE LAS MISIONES, HOY NOS COMPARTE DE SUS ESCRITOS CON SUS DOS HERMANOS MISIONEROS:

Al P. Roulland » Me siento muy indigna de estar especialmente asociada a uno de los misioneros de nuestro adorable Jesús, pero puesto que la obediencia me confía esta dulce tarea, estoy segura de que mi celestial Esposo suplirá mis pocos méritos (sobre los que no me apoyo en manera alguna), y escucharé los deseos de mi alma fecundando vuestro apostolado. Me sentiré verdaderamente dichosa trabajando con vos en la salvación de las almas, para eso me hice carmelita: no pudiendo ser misionera por la acción, quise serlo por el amor y por la penitencia, como Santa Tersa de Jesús mi seráfica madre»

Desde hace mucho tiempo deseaba conocer a un apóstol que se dignase pronunciar mi nombre en el altar santo el día de su primera misa…Deseaba prepararle yo misma los lienzos sagrados, y la blanca hostia destinada a ocultar al Rey del cielo… Este Dios de bondad ha querido realizar mi sueño y mostrarme una vez más cuanto se complace en colmar los deseos de las almas que aman solo a él.

Cuando el océano os separe de Francia, os acordaréis, al mirar la palia que tan gustosamente he pintado, de que en la montaña del Carmelo un alma ruega sin cesar al divino Prisionero del amor por el éxito de vuestra gloriosa conquista.

Cuando nuestra Madre me propuso que fuese vuestra auxilia, os confieso, hermano mío, que vacilé. Considerando las virtudes de las santas carmelitas que me rodean, me pareció que nuestra Madre habría servido mejor a cualquiera otra hermana, y no a mí. Solo el pensamiento de que Jesús no miraría mis obras imperfectas, sino únicamente mi buena voluntad, me hizo aceptar el honor de compartir vuestros trabajos apostólicos. Cuento con no estar inactiva en el cielo. Mi deseo es el seguir tar bajando por la Iglesia y por las almas; se lo pido a Dios y estoy segura de que me escuchará, ¿No están los ángeles ocupándose de nosotros, sin cesar nunca de contemplar el rostro divino, de abismarse en el océano sin orillas del Amor? ¿Por qué no ha de permitirme Jesús de imitarle?»

Recemos sin cesar por todos los misioneros, que el Señor les fortalezca y ayude en su tarea evangelizadora, y que siga llamando a muchos para que el Evangelio llegue a todos los rincones del mundo, que todos puedan experimentar el Amor que Dios nos tiene.

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