Editorial

¿Quién falta a la mesa en Navidad?

En esta semana ya parece que todo son preparativos. Las Ferias Mayores de Adviento que nos introducen en la última etapa de este camino de preparación al nacimiento del Señor, nos recuerdan en la celebración de la Navidad ya está a la vuelta de la esquina.

Lamentablemente, nuestra sociedad consumista y materialista nos introduce en un maremágnum de compras y eventos, en la que la esencia de la Navidad se pierde, diluida entre tantas preocupaciones banales. Uno de los grandes dilemas de estos días es qué vamos a poner en la mesa de nuestras casas en Navidad, qué vamos a tomar y con qué menús vamos a sorprender a los comensales.

Sin embargo, me gustaría que cada uno de nosotros, en nuestra personal preparación a la Navidad, fuésemos capaces de preguntarnos qué cosas, personas o principios faltan en nuestra mesa navideña. Qué cosas se pueden echar de menos sin tener la posibilidad de comprarlas en algún supermercado o de pedirlas en Amazon.

La realidad es que todo cristiano echa de menos estos días los mejores sentimientos de paz, solidaridad, justicia, fraternidad… Principios edificantes, valores que podrían hacer de nuestra sociedad un mundo nuevo, un reflejo del Reino al que Jesús nos conduce con el camino y la ayuda del Evangelio.

Junto con esto, muchos nombres de multitud de personas que también faltarán en nuestra mesa, y cuya presencia no podemos comprar ni conquistar con nuestros medios. Solo en la mesa de la Eucaristía pueden hacerse presente tantos hermanos, amigos y antepasados que nos faltarán en la mesa familiar.

Pero hay una presencia que no debería faltar en ningún hogar. Es la presencia de Jesús sentado a la mesa de cada hogar. Si el Señor no está invitado, es decir si no vivimos la Navidad desde la mirada cristiana, cada cena, cada comida, cada reunión quedan reducidas a un sinsentido, a un puro vacío en el que la reunión familiar, la comida compartida y la mesa dispuesta se convierten en un momento meramente protocolario en el que no hay nada que celebrar.

Os propongo que esta Navidad volvamos a ofrecer a nuestros seres queridos una propuesta de vivir la NAVIDAD desde una perspectiva cristiana. Poniendo a Jesús en el centro de nuestra mesa, apostando por la vivencia de unos valores y principios renovadores, y sentando con nosotros, al menos a la mesa eucarística a quienes nos dieron la vida y la fe, y supieron transmitirnos el profundo gozo y sentido de la Navidad, el nacimiento del Emmanuel, que es Dios con nosotros.

Feliz Navidad os desea Quique, vuestro cura.

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