SIGNOS EXTERNOS PARA UNA CONVERSIÓN DEL CORAZÓN
El miércoles de ceniza, marca la entrada a la Cuaresma. Los cristianos quedamos “marcados” con un signo externo, que nos sitúa en un camino, un camino de conversión, un camino en el que ponemos toda nuestra vida, con sus cruces, en disposición de ser iluminadas por Cristo en este tiempo penitencial, de intimidad con el Señor.
Y hablo de signos externos, pues la ceniza lo es. Nos recuerda dos cosas importantes, que a menudo quedan diluidas o prácticamente ocultas en la sociedad de hoy, donde parece imperar el consumo y el éxito personal y profesional por encima de todo.
La ceniza nos recuerda que nuestro tiempo es caduco, que somos “ceniza” y en “ceniza” nos convertiremos. Demasiados días pasan en nuestra vida sin pena ni gloria, amanecen los días sin que nos demos cuenta, desaprovechando la ocasión de estrechar lazos fraternos con la familia con los amigos, sin profundizar en el milagro de la vida y el misterio de la muerte. Es tiempo de gritarle fuerte al Seño “devuélvenos la alegría de tu salvación”.
La ceniza también nos recuerda que una vida lograda no consiste en poseer, en almacenar bienes materiales, casas, coches, ropa, joyas… El mundo de hoy parece estar despertando y se ha puesto de moda el concepto “sencillez de vida”, que propone como modelo de felicidad, poseer pocas cosas para ser feliz, que propone deshacerse de lo superfluo de aquellas cosas que a medio y largo plazo suponen una carga para una vida lograda, una vida feliz.
Pues bien, esta nueva del mundo, es la propuesta de vida de la Iglesia, la austeridad. La ceniza nos recuerda que la austeridad es el mejor modo de caminar con nuestras cruces detrás del Señor, de liberar nuestra mirada y descubrir el amor de Dios y las necesidades de nuestros hermanos, de liberar nuestras manos y convertirlas de instrumentos de evangelización, de liberar nuestros corazones de idolatrías como son el dinero, el narcisismo, el deseo de acumular.
No desaprovechemos esta Cuaresma y apostemos por el Señor, apostemos por la Conversión de nuestra vida para contemplar con todo su esplendor la Gloria de su Resurrección en la vigilia Pascual. “Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación”.
Vuestro Párroco Manuel.