Rincón Carmelitano

¡ CRISTO, TÚ VIVES !¡ALELUYA!

Ya no te buscamos entre los muertos. Tú estás en e medio de la vida, contagiando vida ¡ALELUYA!

 Nos dice Santa Teresa de Jesús: «Era yo muy devota de la gloriosa Magdalena y muy muchas veces pensaba en su conversión, en especial cuando comulgaba, que como sabía que estaba allí cierto el Señor dentro de mí, poníame a sus pies, pareciéndome no eran de desechar mis lágrimas. Y no sabía lo que decía, que arto hacía quien por sí me las consentía derramar (V 9,2)

 María Magdalena llega la sepulcro y debe enfrentar el fracaso de sus esperanzas. Aquel que amaba con todo su ser, el que le prometió que siempre estaría con ella, ha desaparecido, ya no está. En ese momento le llega la noche más oscura, el total fracaso. No empieza a gritar, al sentirse fracasada, a lamentarse,  simplemente llora. Y ese llanto, esa fuente que brota de lo profundo del corazón, limpia sus ojos para ver a Jesús. María Magdalena nos enseña que a veces es bueno conectarnos con esa fuente profunda de nuestros sentimientos; dejar que brote aquello que llevamos dentro es un camino para poder ver a Jesús que nos consuela en esa situación.

 Reconocemos a Jesús cuando Él nos llama por nuestro nombre, cuando podemos sentir que nos mira a los ojos y nos conoce como nadie lo hace. Entonces, como María Magdalena, podemos llamarle Maestro, de nuestra vida. Para esto debemos reconocerle en nuestro día a día. Jesús nos conoce y ve nuestro sufrimiento y desilusión, nuestras luchas y alegrías y se conmueve con nosotros y nos llama por nuestro nombre.

Al final lo que nos enseña María Magdalena es que ella pecó mucho, pero amó mucho más y su mucho amor fue lo que le conquistó el Corazón de Jesús. Ella es una maestra de oración porque así debe ser nuestra oración: acercarnos a Él, amarle, y dejar que brote lo que llevamos en el corazón. Probablemente no sepamos orar con perfección, pero si sabemos amar, es lo que llega al Corazón  de Jesús. Como nos dice Santa Teresa hablando de la oración: «esta no consiste en pensar mucho sino en amar mucho, y así lo que más os despertare a amar, eso haced» (4M, 1,7)

FELIZ Y GOZOSA PASCUA DE RESURRECCIÓN ¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ALELUYA!

               HERMANAS CARMELITAS

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