LA ORACIÓN ACTO DE AMAR Y SABERSE AMADO
Nadie sabe lo que pasa en el corazón del orante que busca a Dios. La oración es el misterio de la persona que descubre una fuente de agua viva dentro de sí. No es visible a los ojos ajenos, no es calculable o rentable. Es » un tesoro escondido en un campo» que uno, al encontrarlo «gozoso por ello se va y vende lo que tiene y compra aquel campo» La oración es el tesoro escondido en la interioridad del ser humano, donde él se descubre habitado por Dios.
«Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría» (Santa Teresita)
Quien persevera en la oración siente que algo cambia dentro de sí. La oración transforma desde dentro; no de manera instantánea y matemática, sino de manera gradual y profunda. Hay que tener cuidado para no instrumentalizar la oración. Buscarla por algún interés o por sentir sensaciones puede perder el elemento esencial: la gratuidad. La oración es el ámbito de la gratuidad de Dios y de la persona que se relacionan en confianza y amor reciproco.
Santa Teresa de Jesús nos dice: » Por amor del Señor les ruego yo no carezca de tanto bien. No hay aquí que temer, sino desear» ¡Junos andemos Señor!
HERMANAS CARMELITAS